Empresas y finanzas

Lanzarote expone en Madrid sus vinos con carácter de volcán



    Madrid, 22 abr (EFECOM).- El terreno volcánico incorpora en los vinos en él cultivados una identidad única, una conjunción que distingue los caldos de Lanzarote y cuyos secretos se muestran desde hoy en la exposición "El Volcán y el Vino" del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.

    El terreno lanzaroteño, nacido de las erupciones volcánicas que asolaron la isla hasta el siglo XVIII, es un ingrediente fundamental del carácter de los vinos de esta isla, ha asegurado a EFE Miguel Martín, presidente del Consejo Regulador del Vino de Lanzarote.

    Allí las vides son cultivadas en hoyos de hasta tres metros excavados para encontrar la tierra por debajo de la capa de ceniza volcánica (el picón).

    De este modo, los viñedos más tradicionales tienen en la isla un aspecto lunar y están plagados de agujeros donde crecen de una a tres vides protegidas de los fuertes vientos por muros de piedra volcánica de hasta setenta centímetros, ha explicado Martín.

    La gruesa capa de ceniza volcánica regula la temperatura del suelo, facilita la absorción de la lluvia y evita la evaporación, atrapando las escasas precipitaciones que caen en la zona y el rocío de la noche.

    De este paisaje nacen vinos frescos y agradables, en cuyo sabor se revela una acidez muy compensada y "muy aromáticos, como la uva malvasía, la estrella de la isla: con mucho aroma a fruta y flores", describió Martín.

    De esta uva, que desembarcó en las playas isleñas procedente de Grecia durante el siglo XV, nace un vino blanco, joven y equilibrado, que destaca por su aroma, tiene un tono amarillo pajizo y deja en la boca un final seco almendrado.

    El carácter propio de estos vinos también emana de una agricultura muy artesanal y "casi ecológica" y de unas variedades de planta que provienen de diversas partes del mundo y han permanecido iguales a las originales porque no sufrieron la plaga de la filoxera que devastó viñedos europeos y norteamericanos en el siglo XIX y obligó a plantar nuevas variantes, según Martín.

    "Sin dejar los vinos secos, donde más se ha destacado la isla es en los blancos dulces y de licor", unos caldos, estos últimos, muy generosos, aromáticos y adecuados para el postre o como aperitivo.

    Ahora el futuro pasa por adaptarse, pero sin romper el paisaje, ha advertido Martín, instalando cultivos como los que hacen crecer viñas en zanjas también protegidas por muros de piedra volcánica, a las que pueden acceder tractores, y por ofrecer vinos más del gusto del consumidor, suaves y aromáticos. EFECOM

    mjp/ftv/rs/pam