Empresas y finanzas

Mexicana Metmex, la mayor fundición de oro y plata de América Latina



    Juan David Leal

    México, 19 jun (EFECOM).- La empresa Metmex, propiedad de la mexicana Peñoles, el mayor complejo metalúrgico de metales preciosos de América Latina y el cuarto más importante del mundo, produce pesados lingotes de oro y plata que se distribuyen a todos los rincones del planeta.

    En un ambiente de extrema seguridad, la planta emplea a 2.600 personas, ocupa un terreno de 250 hectáreas y demanda 140 megavatios de electricidad, energía equivalente al consumo total de la norteña ciudad de Torreón, donde se ubica Metmex desde hace 120 años, dos décadas antes de la fundación de esa urbe.

    Hasta 2006 en esta planta se fundieron y refinaron metales no ferrosos a partir de concentrados para obtener un total de 99,3 millones de onzas de plata, 1,56 millones de onzas de oro, 239.379 toneladas de zinc, 154.000 toneladas de bismuto y 139.563 toneladas de plomo.

    Ello ubica a Metmex como el primer productor mundial de plata, bismuto afinado y sulfato de sodio, y el mayor fabricante de oro y plomo afinados de América Latina.

    Estos productos se emplean en varias industrias para la elaboración de farmacéuticos, productos fotográficos y dentales, joyería, orfebrería, electrónica y acumuladores (baterías de coche), entre otros.

    Columnas de lingotes con 99,99% de pureza se juntan bajo la mirada indiferente de los obreros, acostumbrados a trabajar todos los días con barras de plata de aproximadamente 32 kilogramos y de oro de unos 12,5 kilos, valoradas en alrededor de 14.300 y 300.000 dólares, respectivamente.

    Sin embargo, las medidas de vigilancia en la planta son extremas y no hay espacio para la laxitud.

    Puertas blindadas, cámaras de vídeo, sensores de movimiento, accesos controlados y detectores de metales hacen parte de la seguridad a la que se someten a diario todos los empleados de la compañía, incluidos sus altos directivos.

    Leopoldo López, portavoz de Metmex, explicó a Efe que en la planta "no se pierde un sólo gramo de plata o de oro".

    Para cerciorarse de ello en el inmenso galpón en que se refinan los metales la compañía ha prescindido de drenajes, las escobas con que se asea la zona se incineran para recuperar cualquier resto de plata u oro, y también se quema la ropa que la empresa le proporciona a los empleados.

    Trabajadores y visitantes deben llevar además alpargatas de tela sobre sus zapatos que también son calcinadas para rescatar hasta el último grano de metal precioso que pueda haber sido arrastrado accidentalmente con los pies.

    Se revisa y filtra asimismo el agua de los inodoros y de las duchas, en las que se bañan los empleados antes de pasar desnudos por detectores de metales.

    Ricardo Francisco Morari, gerente de la planta, afirma que la empresa nunca ha sufrido un robo importante, sólo algunas pequeñas "operaciones hormiga" en la que algunos empleados fueron sustrayendo cantidades minúsculas de metales, pero asegura que "todos los casos fueron detectados a tiempo".

    Solamente recuerda un incidente en 1988 cuando un grupo de ladrones asaltó un camión con 15 toneladas de plata que Metmex acababa de entregar a un cliente y enterró el botín en el desierto, donde las autoridades lo encontraron días después intacto.

    Peñoles desea mantener a Metmex como un referente en la industria y este año tiene contemplado invertir 100 millones de dólares, la mayoría de los cuales se destinarán a mejorar los equipos y hacer más eficientes los procesos en algunas líneas operativas.

    El director general de Metmex, Fernando Alanís, dijo a Efe que en 2007 se robotizarán algunos procesos en la planta para "buscar mejores eficiencias productivas".

    Además, la empresa, que el año pasado tuvo ventas por 35.288 millones de pesos (unos 3.270 millones de dólares), experimentará en 2007 con tecnologías "verdes", un área en la que ya ha dado sus primeros pasos con una serie de investigaciones biotecnológicas.

    En asociación con la sudafricana Mintek, los laboratorios de Peñoles lograron el año pasado producir su primera barra de cobre a través de bacterias que oxidan sustratos minerales como alimento y excretan cobre, en un proceso que se conoce como biolixiviación y que ya se emplea en otros países como Chile.

    "En unos diez años estos procesos empezarán a funcionar", afirma Alanís, pero advierte que implicarán una modificación completa de la industria tal y como se le conoce actualmente. EFECOM

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    (con fotografías