La proliferación en el mercado minorista de numerosas ofertas relacionadas con el esquema franquiciador ha despertado el interés de una sociedad que está viendo modificadas sus relaciones laborales pasadas. A día de hoy, las franquicias representan un paradigma alternativo para el viejo modelo de trabajo autónomo. Un paradigma que según el último estudio elaborado por la Asociación Española de Franquiciadores da ya empleo a más de 278.000 personas y supone una facturación cercana a los 28.000 millones de euros.Asistimos a una transformación profunda de la economía en la que el modelo de franquicias también quiere jugar su papel.Cuando un empresario decide emprender el desarrollo de su compañía basándose en una estructura de franquiciados, realmente lo que persigue es establecer una red de establecimientos geográficamente distribuidos enfocados en replicar su esquema de servicios. Para ello, normalmente define patrones para sus modelos de ventas y promueve el desarrollo de procedimientos comunes de gestión de la oferta y atención a la demanda.Todos estos elementos quedan recogidos en el contrato que franquiciado y franquiciador firman para formalizar su relación comercial. Ambas partes establecen royalties, programas formativos y de asesoramiento, mecanismos de supervisión y seguimiento de la operativa del negocio, necesidades informáticas, protocolos de imagen relacionados con la estética del establecimiento, y un largo etcétera. Sin embargo, pocos son los franquiciadores que se adentran en un elemento que resulta clave para el negocio: la gestión unificada de las telecomunicaciones.En un mundo donde las nuevas tecnologías juegan un papel trascendental, resulta de especial relevancia ser capaz de hacer uso de ellas como palanca de cambio. La gestión centralizada de las comunicaciones y de las redes informáticas es, por ejemplo, un elemento clave para interrelacionar franquiciados y franquiciadores. Les permite coordinarse en el crecimiento conjunto, sobre todo en lo referente a aquellos clientes con los que se trabaja a través de servicios en internet o a los que se les ofrece servicios de valor añadido en los establecimientos -como por ejemplo a través de aplicaciones móviles con promociones, acceso a redes wifi propias, etc.-En muchos casos, no existe una política común que gestione de forma centralizada esos servicios. Los franquiciados tienden a desplegar sus propias infraestructuras de telecomunicaciones sin ser conscientes de aspectos como las medidas relacionadas con la ciberseguridad que pueden afectar a sus negocios o de que errores propios pueden convertirse en daños a otros franquiciados que comparten una misma imagen de marca. El modelo de franquicias, con frecuencia, se encuentra con dificultades a la hora de diseñar y gestionar un esquema unificado de telecomunicaciones seguras e integrado en una red de establecimientos geográficamente distribuidos. Esta falta de modelo común hace que surjan problemas al intentar integrar soluciones heterogéneas o que incluso se añada complejidad a la gestión. Siendo críticos, esta forma de actuar tiende a olvidarse de las ventajas que supone el formar parte de una red geográfica común y de las posibilidades que se derivan de poder recopilar información que sea de relevancia para la franquicia y para la mejora del negocio.Una red de conectividad común administrada desde la nube permite gestionar elementos de seguridad, diseñar redes y desplegar puntos de accesos y dispositivos móviles a través de servicios de configuración centralizados y remotamente accesibles, enfocados en cada establecimiento o centro de trabajo. Más aún, proporciona un modelo unificado de información que permite la gestión y comparación de establecimientos remotamente distribuidos.¿Por qué este tipo de cuestiones no han entrado a formar parte aún del discurso de transformación digital necesario en el mercado de las franquicias? Se trata de cuestiones que no se han planteado.