Tras los últimos descensos, el EuroStoxx 50 se encuentra a una distancia del 0,9% de su soporteDe ceder el suelo de corto plazo, se abre la puerta a una caída adicional del 4% en EuropaEl mercado continúa echando en falta más contundencia de Turquía para atajar la crisis económica -y política- en la que se encuentra inmersa. La retórica poco diplomática de Recep Tayyip Erdogan, el presidente de la región, amenazando a Estados Unidos con buscarse nuevos aliados, así como su intervencionismo en la política monetaria del país -poniendo en duda la independencia de su banco central- dio continuidad a la huida que los inversores ya emprendieron el viernes. En solo dos sesiones, el EuroStoxx 50 acumula una caída del 2,42 por ciento, lo que ha llevado al índice a testar su soporte clave, los 3.380 puntos, que de perderse abren la puerta a una recaída a los mínimos del año. En concreto, el selectivo de referencia del Viejo Continente se encuentra a un 0,87 por ciento del nivel a vigilar, que se encuentra en los 3.380 puntos, y a casi un 4 por ciento de los mínimos de 2018 (ver gráfico). En el caso del Ibex 35, el índice nacional de referencia cerró ayer a un 0,9 por ciento del soporte que presenta en los 9.440 puntos, y aún tiene un margen de caída de un 1,5 por ciento hasta los mínimos anuales, los 9.381 puntos. "Consideramos que esta consolidación mantiene una estructura y proporciones similares a la anterior originada a finales de mayo desde las proximidades de los 3.600 puntos -en el caso del EuroStoxx 50-, y lo más destacable es que ya se aproxima a los entornos de soporte que venimos sugiriendo vigilar", según explican desde Ecotrader, el portal de ideas de inversión de elEconomista. Aunque el mercado cerró el viernes con la esperanza puesta en el fin de semana, las declaraciones de Erdogan durante el mismo, descartando una subida de los tipos de interés para sostener el desplome de la lira, y su rechazo a pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI) provocó otra ola de desconfianza, que se reflejó tanto en la renta variable -con los bancos como principales protagonistas-, así como en las divisas (ver página 9 y 10). A pesar de que los retrocesos fueron más contenidos que el pasado viernes, el Ibex volvió a ser este lunes la plaza más penalizada tras retroceder un 0,7 por ciento. Le siguieron el Ftse Mib, que se dejó un 0,6 por ciento y el EuroStoxx 50 y el Dax, que cayeron en torno a un 0,5 por ciento. Menores fueron las pérdidas en la Bolsa de Londres, donde el Ftse 100 cedió un 0,3 por ciento, y en la de París, donde el Cac se dejó un 0,04 por ciento. Al otro lado del charco, los principales índices de Wall Street tampoco escaparon de las pérdidas. A media sesión, el Dow Jones cedía un 0,5 por ciento, y el S&P 500 se dejaba un 0,25 por ciento. Por compañías, tan sólo diez firmas del Ibex lograron salvar la sesión en verde. Los valores financieros lideraron las mayores caídas del día, con BBVA a la cabeza. La entidad vizcaína se dejó ayer más de un 3 por ciento, seguida de Banco Santander que retrocedió un 2,4 por ciento, y Sabadell, que corrigió un 1,6 por ciento. La aseguradora Mapfre también pagó su exposición al país otomano con una caída del 1,4 por ciento. Por otra parte, Amadeus se desmarcó de las pérdidas y avanzó más de un 2 por ciento tras anunciar el pasado viernes que diversificará su negocio con la compra de la neoyorquina TravelClick. La 'sangría' sigue en la lira El camino por el que optó ayer la principal institución monetaria, en cambio, pasa por la inyección de unos 6.000 millones de dólares en el sistema financiero del país para garantizar la liquidez de los bancos y detener el desplome de la lira turca frente al dólar (ver página 12). En un comunicado, el TCB indicó que reduce los límites de reservas de divisas permitidas a los bancos turcos para así retirar liras del mercado, dar liquidez al sistema y estabilizar el valor de la moneda turca. A pesar de que la medida contribuyó a moderar las pérdidas, la divisa turca retrocedió más de un 8 por ciento y ya acumula una caída anual superior al 46 por ciento. Y es que si bien es cierto que las sanciones anunciadas el pasado viernes por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, -duplicando el importe de los aranceles a las importaciones de acero y aluminio del país- terminaron de rematar a la lira, la moneda ya venía meses depreciándose por la fortaleza del dólar y por el intervencionismo del Gobierno de Ankara en la política monetaria. "Está por ver hasta qué punto la crisis turca se vuelve contagiosa y se extiende a otras economías en vías de desarrollo" apuntan desde Link Securities. Más optimista se muestra el equipo de análisis de Bankinter, para quien "la preocupación sobre Turquía, el temor por la exposición de ciertos bancos europeos al país -BBVA, Unicredit o BNP-, las dudas sobre el impacto final de este proceso en otros emergentes, bloqueará las bolsas. Pero será un freno momentáneo". Para los expertos de la entidad el país otomano presenta sus propias circunstancias geopolíticas, una reducida dimensión de su economía, un peso en los índices globales muy bajo, y su proceso degenerativo viene produciéndose desde hace ya tiempo, lo que ha permitido a los inversores institucionales reducir y eliminar su exposición a la región en carteras. "Turquía no tiene la entidad suficiente para anular por completo un fondo de mercado que continúa siendo positivo", agregan estos analistas. En este contexto de incertidumbre, el dinero se está refugiando de las turbulencias en la divisa norteamericana, que gana peso frente al resto de divisas. El euro cedió en su cruce contra la moneda americana un 0,16 por ciento, hasta los 1,137 dólares, agravando los mínimos de 13 meses. Donde no hubo compras, a diferencia de lo sucedido en otras crisis, fue en el oro. El metal dorado perdió un 1,4 por ciento, hasta los 1.193 dólares -su nivel más bajo desde enero de 2017-.