Este diario explicó la debacle financiera del país desde que estalló el martesLa tormenta de verano que azota Turquía esta semana se desató el martes, cuando el nubarrón de una inflación cercana al 16 por ciento colisionó con una lira en mínimos históricos, hundida por las decisiones de Recep Tayyip Erdogan en materia de política monetaria y comercial en los últimos meses. El país se sumía en una debacle financiera y se empezaba ya a especular con la bancarrota, y con la posibilidad de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tuviera que acudir al rescate. El miércoles, la crisis turca abría la portada de este periódico. La divisa de la república otomana cedía cerca de un 28 por ciento en 2018 frente al dólar y un 25 por ciento contra el euro, hasta profundizar en su menor nivel jamás registrado. Un desplome al que se sumaron los temblores de la deuda del país, con fuertes caídas en precio que llevaron al bono turco con vencimiento a 10 años a superar el 20 por ciento de rentabilidd por primera vez en la historia. El mercado solo exige más rentabilidad a Venezuela. Los desplomes de la lira habían empujado con fuerza la inflación de la economía turca y la inacción del banco central del país en su último encuentro, el pasado mes de julio, acabó por desbordar la paciencia de los mercados, donde las expectativas no coinciden con las del economista Erdogan, que apuesta por no subir los tipos por considerar que un nivel elevado en el precio del dinero aumenta la inflación. Se recordaba en las líneas de páginas interiores de elEconomista que el gobernador del Banco Central de la República de Turquía no es otro que el yerno de Erdogan, Berat Albayrak, cuya nula respuesta a una inflación disparada provocó la reprimenda de los mercados, hasta el punto de barajarse el rescate. A esta inacción se une el desacuerdo con Estados Unidos, su principal aliado de la OTAN, que ayer mismo se encargó de rematar la lira al doblar los aranceles al acero turco. Su presidente, Donald Trump, autorizó una subida de los aranceles aplicados a las importaciones de acero y aluminio procedentes de Turquía, hasta el 50 y el 20 por ciento, duplicando así su actual importe, como respuesta al desplome de la moneda turca. La lira respondió agudizando las caídas y llegó a caer un 17 por ciento, hasta los 0,154 dólares. Pero la lira no es la única moneda afectada en la lista de divisas que está hundiendo Trump en su gran cruzada mundial. El viernes, este diario explicaba el estrés al que está sometido el comercio mundial desde la llegada del magnate a la Casa Blanca y cómo el aumento de aranceles y las sanciones al comercio implementadas desde Washington hacen ya mella en las divisas rivales. No solo la lira caía un 30 por ciento. El rublo ruso es una de las monedas más afectadas por las decisiones del presidente americano en lo que va de año y esta semana sus caídas frente al dólar se aceleraron hasta el 13 por ciento, en mínimos no vistos desde julio de 2016 (0,015 dólares). El hundimiento se produjo después de conocerse que EEUU aumentará el peso de las sanciones a Rusia a partir del 22 de agosto, limitando las ventas de bienes "sensibles" para la seguridad nacional.