La aerolínea británica dominará la nueva sociedad y Caja Madrid podría convertirse en el primer accionistamadrid. La mejora de las relaciones entre Iberia y British Airways, su socio industrial de referencia, durante los últimos meses no era un brindis de cara a la galería. Las dos compañías aéreas conversaban para poner en marcha la maquinaria de la fusión, una estrategia que se ha tenido que acelerar tras la disparatada subida del petróleo en los últimos meses. Ayer, Fernando Conte y Willie Walsh, los dos primeros ejecutivos de Iberia y British Airways, anunciaban un proyecto que supone la creación de la tercera mayor aerolínea por facturación y la quinta por flota de aviones. El gigante se enfrentará de tú a tú con otros líderes del sector, como Air France-KLM y Lufthansa. La fusión de ambas compañías respetará las marcas y certificados de operador de cada grupo pero se creará una nueva sociedad de la que dependerán las dos aerolíneas. Esta compañía tendrá una estructura de dirección unificada donde estarán representadas las empresas y cotizará en las bolsas de Londres y Madrid. La participación accionarial de la nueva sociedad será proporcional a la ecuación de canje que se haga tras valorar los dos grupos. Aunque tanto Conte como Walsh no quisieron dar muchos detalles, está claro que será el accionariado de British Airways quien tenga el control mayoritario de la nueva sociedad, teniendo en cuenta que la compañía británica duplica como mínimo a Iberia en facturación, en capitalización bursátil, en plantilla y en flota de aviones. El propio Fernando Conte reconocía ayer que "British vale mucho más que Iberia". No obstante, la aerolínea de bandera española no debe salir muy mal parada de esta ecuación de canje, porque tiene a su favor una excelente posición de caja, que ya supera los 2.500 millones de euros de tesorería, y unos espectaculares beneficios durante los últimos años. Por contra, la deuda de British Airways es muy elevada y ha sido uno de sus males endémicos durante pasados ejercicios, en los que ha tenido que realizar una fuerte reestructuración. Otra de las pistas que nos puede sacar de dudas en la futura ecuación de canje es la participación que ambas aerolíneas están dispuestas a asumir en su socia. British ya controla el 13,15 por ciento del capital de Iberia y la aerolínea española ha adquirido durante los meses de mayo y junio una participación del 2,99 por ciento de la compañía con sede en el aeropuerto londinense de Heathrow. Iberia, además, posee derivados financieros en British Airways con los que podría aumentar esa participación otro 6,99 por ciento, hasta el 9,99 por ciento. En el caso de que se calculara la ecuación de canje teniendo en cuenta la participación que ambas aerolíneas tienen en su socia, British controlaría aproximadamente el 55,5 por ciento del nuevo grupo e Iberia el 45,5 por ciento. Reticencias de Blesa Si el definitivo reparto accionarial no es muy perjudicial y desproporcionado para los intereses de Iberia, Caja Madrid se convertiría en el primer accionista del grupo, ya que ahora controla el 23 por ciento del holding aéreo presidido por Fernando Conte. Precisamente, la entidad financiera madrileña ha sido el centro de atención de la rueda de prensa posterior al anuncio. Cuando al presidente de Iberia se le preguntó por la posición de Caja Madrid en esta operación, Conte respondió que "eso es una pregunta que le tendría que hacer al accionista. Yo lo único que le puedo decir es que el Consejo de Administración ha votado por unanimidad la fusión". Aunque Caja Madrid ha anunciado oficialmente que se mantendrá en el accionariado resultante del nuevo grupo, fuentes conocedoras de la operación aseguran que su presidente, Miguel Blesa, "no estaba muy conforme con el proceso de fusión y se ha mostrado reticente hasta el último momento". En los últimos meses la relación del presidente de Caja Madrid y el de British Airways prácticamente no existe desde que Blesa compró las participaciones de Logista y BBVA en Iberia y frenó en seco las intenciones del gigante británico. De todas formas, Walsh rompía ayer el hielo asegurando que la entidad financiera sería bienvenida en el nuevo proyecto. Pero no ha sido el único borrón en esta aventura empresarial. Atrás queda también el pulso que protagonizaron el año pasado Willie Walsh y Fernando Conte para controlar la compañía. Ayer estaban muy cariñosos y no parecían recordar que British Airways quiso hacerse con la aerolínea española, sin poner ni un euro de más, de la mano del fondo de capital riesgo Texas Pacific Group y un grupo de inversores españoles. Sin rencor Ambos ejecutivos se mostraron ayer esquivos con la polémica. Conte recordó que la diferencia entre la pasada oferta (la liderada por TPG) y ésta es que la primera "tenía una motivación especulativa y la segunda la tiene industrial". La complementariedad de la operación es evidente para las dos empresas. En primer lugar porque operan en dos de los cuatro mayores hubs (grandes centros de distribución) europeos: Heathrow y Barajas. En segundo lugar, porque lideran negocios diferentes. Iberia es la aerolínea número uno en los vuelos entre Europa y Latinoamérica y British Airways es el mayor operador de rutas entre el Viejo Continente y Estados Unidos, sin olvidar su relevante presencia en el mercado asiático. Además de dominar los corredores del Atlántico Norte y el Atlántico Sur, el nuevo gigante no pondría trabas al proyecto de fusión de las dos primeras aerolíneas de bajo coste españolas: Clickair y Vueling. De hecho, ambos ejecutivos recalcaron la importancia del aeropuerto de El Prat para los intereses de la nueva compañía. British Airways, que ha sido asesorada en esta operación por UBS, e Iberia calculan que el acuerdo de fusión estará listo en menos de un año. En las próximas semanas los directivos de las aerolíneas -algunos bromeaban ayer con que se habían quedado sin vacaciones-diseñarán el nuevo modelo. Será el momento de conocer las sinergias (ahorros de costes) tras la fusión de ambos grupos y si afectará a la plantilla de las aerolíneas. Iberia cuenta con 24.660 trabajadores y British Airways, con 42.000 empleados. Las compañías han avisado con anterioridad a las autoridades de sus respectivos países sobre la operación. Quedaría pendiente en el futuro la opinión de Competencia. A priori, los negocios son bastante complementarios, pero podría haber concentración de negocio en algunas rutas entre Europa y Estados Unidos.