La contratación de las pólizas de ahorro cae un 8% y la patronal advierte que se desincentiva su actividadMADRID. La incertidumbre generada por la próxima entrada en vigor de la reforma del IRPF está ya afectando a las empresas aseguradoras. Según datos de Unespa, la asociación empresarial del seguro, las contrataciones de nuevas pólizas de ahorro han caído más del 8 por ciento en el primer semestre del año. En opinión de Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa, "no se está incentivando el ahorro a medio y largo plazo, tan necesario para un país con el patrón demográfico de España".De Frutos también cree que el índice de ahorro familiar no está bajando, sino que opta por formas de ahorro más disponibles, como los fondos de inversión y los depósitos. "Los posibles clientes de estas fórmulas se están reservando, a la espera de ver cómo se desarrolla la reforma". Así que los productos de ahorro de las aseguradoras no se está vendiendo; y con el inconveniente de que no se pueden diseñar nuevos productos hasta que no se sepa el contenido exacto de la nueva ley.Hasta el momento, los seguros de inversiones obtenían pingües beneficios fiscales. El inversor sólo pagaba un cuarto de los impuestos por los rendimientos conseguidos con su póliza, siempre que se dejase el dinero a más de cinco años. Ahora, con la nueva reforma fiscal, todas las formas de ahorro -fondos, depósitos, plusvalías, etc.- tributarán igual, un 18 por ciento, incluidas las pólizas de ahorro. Esto supone un serio varapalo para las aseguradoras, pues acaba con las rentabilidades que ofrecen gracias a las exenciones fiscales. Por el momento, De Frutos no prevé un cambio de tendencia en los resultados. Sin embargo, la asociación patronal todavía está a tiempo de conseguir algunas mejoras sustanciales para el sector, ya que, actualmente, están negociando su tramitación en el Senado. Las aseguradoras esperan que los productos de pensiones que se cobran como rentas vitalicias reciban una buena fiscalidad en la nueva ley y, entonces, podrían marcar el camino para una recuperación de este ramo del sector. Este tipo de producto de ahorro, la renta vitalicia, se gestiona siempre a través de una aseguradora, que calcula -en función del dinero que entrega el cliente y la esperanza de vida de éste- una mensualidad a pagar, normalmente bastante reducida, aunque con una ventaja: si el dinero se acaba, la aseguradora continúa pagando al cliente. Pero si el cliente fallece antes de agotar sus ahorros, la aseguradora se queda con el dinero restante. Si la patronal del seguro logra que estas rentas vitalicias tengan un mejor trato fiscal, entonces, las aseguradoras podrían diseñar nuevos productos con rentabilidades más interesantes. Por otra parte, los seguros de vida que cubren el caso de fallecimiento han experimentado, en cambio, un incremento de ingresos por primas de casi un 16 por ciento durante los seis primeros meses del año, en parte gracias a su vinculación con las hipotecas, ya que muchos bancos obligan a sus clientes a contratar un seguro de vida cuando firman una hipoteca.