El avión de transporte militar A400M se ha convertido en la tumba de los primeros ejecutivos de Airbus en España. Si la salida de Domingo Ureña ha venido forzada por los problemas en las capacidades militares del aparato, en el caso de su antecesor, Carlos Suárez, su marcha se debió a los graves retrasos causados por la configuración del motor A400M y la falta de entendimiento entre los miembros de TurboProp, la sociedad formada por varios fabricantes europeos, incluyendo la española ITP, que eran responsables de la propulsión del avión de transporte militar. Pero ya llovía sobre mojado, porque antes de Suárez, Francisco Fernández Sainz tampoco fue renovado en su cargo porque tuvo sus más y sus menos en el avión A400M (¡otra vez el dichoso programa!). Antes de Fernández Sainz, el primer ejecutivo de EADS en España desde que se creó el gigante había sido Alberto Fernández. ¿A qué no se imaginan por qué dejó la compañía? Efectivamente. Otro conflicto con el avión de transporte militar europeo. En ese caso, Fernández se negó tajantemente a que Francia se llevara la dirección del programa A400M a Toulouse, una maniobra que incumplía en ese momento los acuerdos de creación de Airbus. Fernández logró que se quedara en España, pero pagó con su puesto la maldición del avión militar.