Tras la transmisión, baja a la mitad su participación en el banco, al 0,093% Josep Oliu, presidente del Sabadell, ha dejado de tener la mayoría del capital en la sociedad Torrellimona, la firma que ha utilizado a lo largo de los años para depositar parte su participación en el banco, y que ahora tenía repartida prácticamente a partes iguales entre esta firma y su posesión directa. Tras esta operación, y según los registros de la CNMV, Oliu pasa de controlar el 0,186 por ciento del banco a 0,093 por ciento. La razón por la que Oliu, que llegó a tener el 100 por cien de las acciones de Torrellimona, tenga ahora una participación minoritaria es que ha dejado paso en el capital de la firma a sus tres hijos. En esta firma ya figuraba como accionista su actual esposa y, desde agosto de 2010, también como administradora única. La participación del Sabadell que atesora Torrellimona es actualmente de 3,760 millones de títulos, con un valor de mercado, según el cierre de las acciones ayer, de 8,57 millones de euros. En cuanto a los derechos políticos, que por la pérdida de control en la sociedad ya no corresponde su representación a Oliu, suman 4.701. En el Sabadell, a diferencia de otras entidades financieras, para tener un derecho político en el banco es necesario poseer 800 acciones. Tras la operación, el presidente del Sabadell ostenta de forma directa unos 3,746 millones de acciones, que representan 4.683 derechos políticos, el 0,093 por ciento del total. La valoración de este paquete accionarial es muy similar al que hasta ahora tenía a través de la firma: unos 8,54 millones de euros según el último cierre bursátil. Según comunicó la entidad financiera a la CNMV, la transmisión de las acciones de Torrellimona se realizó el pasado 23 de diciembre. Oliu no es el único presidente de una entidad financiera que ha aprovechado los últimos días del año pasado para efectuar cambios en la participación de su banco. Así, Ana Botín, presidente del Grupo Santander, pasó en los últimos días de 2014 a una de sus patrimoniales, cinco millones de títulos que poseía de forma directa. Tras la operación, la primera ejecutiva del Santander sólo conserva de forma directa unas 81.000 acciones del banco que preside, mientras acumula otros 17,1 millones de títulos en sus sociedades Cronje y Bafimar.