El estreno de 'La flauta mágica' de Claudio Abbado agota las entradasEn su larga trayectoria el director musical Claudio Abbado no ha recogido los mejores elogios como especialista en Mozart. Ha demostrado mayor interés por la difusión de óperas contemporáneas, compositores vivos y algunos menos populares como Alban Berg o Mussorgsky. Sin embargo, tras su incursión en el Don Giovanni mozartiano en 1999, que bajo la dirección escénica de Peter Brook causó furor en el festival francés de Aix-en-Provence, fue mucha la expectación generada cuando el año pasado decidió montar en Modena La flauta mágica con dirección escénica de su hijo, Daniel Abbado. Las reseñas de aquellas representaciones y el éxito de crítica y ventas del disco que se grabó entonces han generado un interés descomunal en su reposición, que tendrá lugar pasado mañana en el Festival de Edimburgo. Tanto que, desde hace semanas, es imposible conseguir entradas para sus dos únicas funciones. Igual que en su estreno, el director se acompañará de Arnold Schoenberg Choir y la Mahler Chamber Orchestra, pero no de los mismos solistas.La espléndida labor de Abbado en este complejo y popular título de Mozart fue minuciosamente reseñada por la prensa en su momento. El diario británico The Guardian hablaba de "una experiencia operática en la que cada nota parecía perfectamente ubicada y cada detalle de la partitura perfectamente iluminado". Menos entusiastas se mostraron ante la puesta en escena de su hijo, a la que calificaron de plana y convencional.En cualquier caso, una ópera conducida por Abbado es siempre un aval. El director milanés estuvo durante 18 años como director titular de La Scala, templo lírico internacional, a los que habría que sumar los ocho que pasó como director de la London Symphony Orchestra y los trece al frente de la Filarmónica de Berlín.Los atractivos de La flauta mágica no son pocos, está diseñada como un cuento infantil pero al mismo tiempo posee una gran profundidad mística. Las dos arias de la maligna Reina de la Noche, que son un reto brutal para cualquier cantante, figuran entre las más aplaudidas, conocidas y queridas por el público, al tiempo que Papageno y Papagena son cándidos y entrañables a la vez. Esta ópera maneja con certeza toda la simbología masónica representada en dos polos opuestos: la Reina de la Noche, como la oscuridad y la maldad, y Sarastro, como la luz y la inocencia. Todos estos elementos la hacen una ópera muy flexible, que ha conocido numerosas versiones, lecturas y actualizaciones.