Pretende participar tanto en la oferta a minoritarios como en el tramo institucional¡Quién le ha visto y quién le ve! Tras criticar de manera sistemática la política empresarial de Aena durante años, Ryanair quiere ahora entrar en el núcleo duro del gestor de los aeropuertos españoles, aprovechando la privatización del 49 por ciento de su capital. Así lo anunció ayer el director del departamento de marketing y ventas para Europa, Peter Bellew, en unas declaraciones recogidas por Europa Press. De lo que no parecía acordarse Bellew era del discurso que siempre ha expuesto Michael O'Leary, presidente y consejero delegado de la compañía, cada vez que ha tenido la oportunidad de hablar del gestor aeroportuario español. Sólo por recoger algunas perlas del excéntrico directivo irlandés, O'Leary ha llegado a decir de Aena que " impone una barrera de entrada al país cada vez más cara, que frena el crecimiento del turismo". Curiosamente, poco más de un año después de estas palabras, el tráfico de pasajeros se vuelve a disparar en 2014 y ya se habla de superar el histórico récord de 210 millones de clientes para el año 2017. Problemas con el combustible Ryanair también protagonizó hace casi dos ejercicios graves incidentes con Fomento -Ministerio del que depende Aena- tras registrar la aerolínea varios polémicos capítulos relacionados con la presunta escasez de combustible en sus aparatos y los posteriores aterrizajes activando el protocolo de emergencia para poder saltarse el orden de espera de los aviones. Desde España se llegó incluso a denunciar a Ryanair ante las autoridades aeronáuticas irlandesas por sus prácticas, pero, tras la investigación pertinente, el organismo homólogo a la española Aesa no encontró irregularidades. Otro de los momentos de más tensión que se produjeron entre Aena y Ryanair llegó cuando la aerolínea de bajo coste decidió cobrar a los pasajeros cualquier bulto que se hubiese adquirido en las tiendas de duty free, con el encarecimiento del billete que ello supone. Aena colocó carteles en las instalaciones aeroportuarias para explicar que la normativa permitía que esas compras en las tiendas libres de impuestos se podían subir al avión sin que se cobrara un extra y recomendaba a los pasajeros que, ante la negativa de la aerolínea, lo denunciaran ante la Guardia Civil. Este enfrentamiento se producía poco después de que el gestor aeroportuario renovará el concurso de las tiendas del aeropuerto, con el consiguiente malestar que generó esta actitud en el operador ganador de la licitación: World Duty Free. En el último año, aunque de manera ya algo más suave, ha continuado el pulso puesto que, además de criticar abiertamente su política de tasas en los últimos meses, Aena y Ryanair se han enfrentado en aeropuertos como Alicante, porque el gestor público le obligaba a utilizar los fingers para embarcar a sus pasajeros y la aerolínea de bajo coste irlandesa se negaba. Sin interés por el gestor En una entrevista con elEconomista, O'Leary llegó a decir que "no tenemos ningún interés en invertir en aeropuertos, porque pensamos que las aerolíneas no deberían dedicarse a gestionarlos". Bien es cierto que en el mismo artículo reconocía que "Aena es una compañía muy exitosa y el Gobierno español estaría loco si no la privatizase". De hecho, Ryanair también anunció su interés en participar en el proceso de privatización del aeropuerto londinense de Stansted, pero al final no lo hizo y además acusó a la española Ferrovial de vetarle en la licitación. Aunque todavía no se han dado los detalles definitivos de la operación, es de esperar que Aena tenga la sartén por el mango a la hora de elegir a los miembros del núcleo duro, que -según el plan inicial que se dio a conocer cuando se quería privatizar el 60 por ciento- no deberían controlar más del 10 por ciento cada uno. En teoría este límite debería de bajar, ya que al final sólo se ha optado por liberalizar el 49 por ciento del porcentaje de la sociedad. Aena exigirá a ese núcleo duro unas rígidas condiciones (permanencia, etc) para evitar que se desmorone y una hipotética entrada de Ryanair no cuadraría con esta política de estabilidad. Otra cuestión es que la aerolínea irlandesa, como inversor particular, puje en el proceso de oferta a minoritarios que Aena ha puesto en marcha, que espera colocar hasta 1.400 millones entre particulares: el 28 por ciento de su capital.