Saca 455 millones en las operaciones financieras y dota 735 millones BMN volvió el año pasado a ganancias, por valor de 23 millones, tras los 2.411 millones de pérdidas previas en un ejercicio aún plagado de esfuerzos extraordinarios. Las provisiones inmobiliarias y refinanciaciones devoraron 735 millones en saneamientos, y los compensó en gran parte con 455 millones de resultados en operaciones financieras -un año antes se anotaba 144 millones en esa rúbrica y provisionaba 3.441 millones, sumiendo la cuenta en milmillonarias pérdidas-. BMN, como la mayoría de entidades, aprovechó la conyuntura para rentabilizar la cartera de deuda. La conversión en acciones de instrumentos híbridos, dentro del plan de recapitalización, aportó 102 millones al resultado por operaciones financieras. El resto son plusvalías en la cartera de deuda gracias a la caída de su rentabilidad con la mejora de la prima de riesgo. Una operativa que mitigó los ajustes en el negocio puro bancario. Y es que su margen de intereses cayó un 20,58 por ciento con el descenso de ingresos al transferir créditos a la Sareb y el negocio de la antigua Penedés al Sabadell. Aislados ambos efectos, el margen se reduce 0,05 puntos sobre los activos totales medios, precisó la entidad. El resultado antes de provisiones subió un 58,9 por ciento, hasta 769 millones. En la mejora contribuye que se ahorró el 24 por ciento de los gastos con la reestructuración impuesta por Bruselas, que reduce sus oficinas y plantilla a la mitad. La conversión de híbridos en acciones y la inyección de 730 millones de ayudas elevó su capital principal bajo reglas Basilea III al 9,5 por ciento -8,8 por ciento trayendo al valor actual las que regirán en 2019-. BMN debe facilitar la desinversión del Estado, dueño del 65 por ciento, antes de 2018. Su presidente, Carlos Egea, aseguró en un encuentro reciente con los directivos de las oficinas que devolverá todas las ayudas, con la salida a Bolsa cuando lo aconsejen las condiciones del mercado.