Moreira denuncia que el Instituto Catalán de Finanzas ha bloqueado su plan de salvaciónEl primer accionista de La Seda de Barcelona, el grupo portugués BA Vidro, ha tirado la toalla y renuncia a salvar la compañía catalana. En declaraciones a elEconomista, el actual presidente de La Seda y hombre fuerte de BA Vidro, Carlos Moreira, asegura que "nosotros hemos hecho todo lo posible, primero aportamos 40 millones y ahora ofrecemos recapitalizar la compañía con otros 100 millones, pero los acreedores no han aceptado nuestra propuesta, lo que se traduce en la solicitud de liquidación de la empresa". El consejo de La Seda, que preside Moreira, ha solicitado al juez y a los administradores judiciales del concurso de acreedores de la compañía "una liquidación de los activos por procedimiento acelerado, ya que nos consta que existen ofertas por las diferentes divisiones industriales y de esta forma conseguiremos salvar el mayor número de puestos de trabajo". La Seda presentó concurso voluntario de acreedores en junio ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo de refinanciación de un préstamo sindicado de 235 millones de euros para reestructurar su deuda. Una vez dentro del concurso, Moreira confiaba en lograr el apoyo del 50 por ciento de los acreedores para sacar adelante su plan de reflotamiento, que suponía una ampliación de capital de 100 millones que cubriría BA Vidro y que le otorgaría la mayoría del capital de La Seda. Los planes de Moreira se han truncado cuando el principal acreedor de la empresa, el fondo especulativo americano Anchorage, se hizo con más de la mitad de la deuda y bloqueó la operación. Según Moreira, el Instituto Catalán de Finanzas (ICF), dependiente de la Generalitat, ha vendido su deuda a Anchorage "de forma que han bloqueado nuestro plan, algo que nos ha dejado muy sorprendidos y que nos ha obligado a solicitar la liquidación". La sombra de Morlanes El nexo de unión entre Anchorage y el ICF es el expresidente de La Seda, José Luis Morlanes, que fue expulsado del consejo por Moreira durante la última junta de accionistas. En aquel momento, Morlanes tenía cerrado un acuerdo con Anchorage para convertir en capital la deuda del fondo y cederles el control de la empresa. Ahora, en el proceso de liquidación, La Seda ha recibido, al menos, dos ofertas por su filial IQA y una por la fábrica de plástico PET que está ubicada en El Prat (Barcelona). La española Cepsa y la indonesia Indorama estarían dispuestas a pagar 23 millones por la planta de IQA en Tarragona. Por su parte, el grupo extremeño Cristian Lay, que es socio de Morlanes en negocios de energías renovables, ha ofertado para quedarse con la fábrica de El Prat. La división de producción de envases de plástico PET, la más rentable del grupo, también cuenta con una oferta de compra por sus activos industriales.