Veremonte cierra el último ejercicio con números rojos de 872.000 eurosEl empresario valenciano Enrique Bañuelos, máximo exponente del estallido de la burbuja inmobiliaria en España, parece volver a estrellarse otra vez con la misma piedra. Veremonte, su sociedad de inversión, cerró su último ejercicio fiscal con unas pérdidas de 872.000 euros, lo que supone multiplicar por siete los números rojos registrados en 2011. La firma, cuya matriz está en Holanda para ahorrarse impuestos, acumula así en los dos últimos años un resultado negativo de un millón de euros, una cifra prácticamente idéntica a lo ingresado durante este mismo periodo. El último año en el que Bañuelos registró beneficios en España fue 2010, pero con unas ganancias de apenas 23.000 euros. Lo que si que ha crecido, en cambio, es su patrimonio neto, que ha pasado de apenas 690.000 euros en 2011 a un total de 24,8 millones en 2012. Enrique Bañuelos es, a través de Veremonte, el principal accionista de Amper, con un 23,18 por ciento del capital. Su gran proyecto en nuestro país es, sin embargo, Barcelona Worl, el gran complejo de hoteles y casinos en el que se ha embarcado y que se construirá entre Vilaseca y Salou, en la provincia de Tarragona, en un suelo propiedad de Caixabank. Vuelta a los orígenes Después de haber desinvertido en Brasil, donde se marchó tras el derrumbe de la inmobiliaria Astroc, Bañuelos volvió a España con el objetivo, entre otros, además de invertir en Amper, de levantar este macrocomplejo, que competirá directamente con Eurovegas. El empresario tiene previsto iniciar la cons- trucción del primero de los seis resorts previstos en el primer semestre de 2014 para abrir en verano de 2016, tras dos años de obras en los que los promotores del complejo calculan que se crearán 10.000 empleos directos y 7.000 indirectos. El calendario inicial preveía el comienzo de las obras el pasado mes de septiembre, pero se ha retrasado porque el Parlament de Cataluña todavía no ha aprobado la ley que autoriza el juego en la zona. Cruce de reproches El pasado mes de abril, la Generalitat de Cataluña dio ya un primer toque de atención a Veremonte para que demostrara su capacidad económica a la hora de llevar a cabo este proyecto. El consejero de Territorio y Sostenibilidad, Santi Vila, advirtió en publico que el Ejecutivo catalán está dispuesto a poner en marcha la transformación urbanística necesaria en los terrenos del complejo, pero siempre y cuando tenga "la credibilidad y la solvencia que necesita un proyecto de esta magnitud". La tensión con el Gobierno de Artur Mas parece, de hecho, que ha ido a más en los últimos meses, porque Veremonte devolvió el golpe el pasado mes de septiembre asegurando que el proyecto no se llevaría a cabo en el caso de que Cataluña se llegara a independizar de España. El presidente de Barcelona World y consejero delegado de Veremonte, Xavier Adserà, número 2 de Enrique Bañuelos desde su etapa en Brasil, lo dejó claro pocos días después de celebrarse la cadena independentista durante la Diada. Según afirmó, los inversores del proyecto de Barcelona Word "tienen como línea roja que Cataluña siga formando parte de la comunidad económica europea, por cuestiones como la moneda y la seguridad jurídica".