Londres. Todo lo que podía salir mal, salió mal. El estreno ayer de la nueva e innovadora Terminal 5 deHeathrow no pudo ir peor. Se suspendió la facturación de maletas, y vuelos enteros. British Airways -el inquilino único del edificio- canceló hasta 34 vuelos porque, dijo, falló la cinta transportadora. Los problemas técnicos hicieron que se demorara el tiempo de espera de maletas por parte de los pasajeros, algunos de los cuales, los más afortunados, tuvieron que esperar hasta cuatro horas para recoger sus bolsas. Un trabajador del aeropuerto explicó a la BBC que BAA, el propietario del aeropuerto y filial de Ferrovial, conocía estos problemas técnicos ya que los ordenadores que controlaban la cinta transportadora no funcionaron en las últimas semanas, y aún así siguieron adelante con la inauguración. La puntilla fue la confirmación de BAA de que hasta siete aviones habían despegado sin haber cargado el equipaje. También hubo quejas por el desconocimiento de los equipos técnicos por parte del personal, en la provisión de plazas de aparcamiento y en la respuesta de la compañía. Ayer era el primer día de la nueva Terminal 5, que espera acoger hasta 30 millones de pasajeros por año y que será operada exclusivamente por BA, que se ha mudado a la Terminal en las últimas dos semanas. El edificio, cuya construcción costó 6.100 millones de euros y más decinco años de trabajo, fue inaugurado hace dos semanas por la Reina de Inglaterra y ayer a primera hora de la mañana recibió el primer vuelo comercial procedente de Hong Kong. En los días previos había surgido una polémica tras la suspensión de los planes de tomar las huellas digitales de todos los pasajeros que pasen por el aeropuerto por existir dudas sobre su legalidad. A todo esto, de fondo, en la entrada del aeropuerto estaban los manifestantes ecologistas que protestaban por los planes de construir la tercera pista del aeropuerto.