Un eje Roma-París para presionar a Berlín sobre el crecimiento y abrir el camino a la emisión de eurobonos. El primer ministro italiano Mario Monti y el presidente francés Francois Hollande estrenaron ayer, con una reunión bilateral en Roma, dos semanas intensas para la eurozona: antes de la cumbre europea de los próximos 28 y 29 de junio, decisiva para el futuro de la moneda única, hay que pasar por las elecciones en Grecia, la cumbre del G-20 en México, y otro encuentro en Roma, esta vez con la canciller alemana Angela Merkel y el presidente español Mariano Rajoy. A la espera de discutir entre todos las medidas para poner a salvo el euro, el tecnócrata italiano y el mandatario galo decidieron crear un frente común. El objetivo es obligar a Alemania a salir de su enroque y dar el visto bueno a nuevas medidas para impulsar el crecimiento: "Hoy el crecimiento es la prioridad. Hollande y yo estamos en la misma onda", dijo Monti. "Europa necesita mecanismos que le permitan sostener bancos y Estados que están en apuros", añadió el galo durante una rueda de prensa, interrumpida por el gol de Italia en el partido de la Eurocopa, subrayando: "En el próximo Consejo no aceptaré medidas inadecuadas. Necesitamos mecanismos estables, duraderos y eficaces, con recursos suficientes". Los dos líderes están de acuerdo en los temas principales, también en evaluar "positivamente la intervención en la banca espanola". "Europa ha realizado importantes avances que sin embargo no son suficientes para tener el euro al amparo de las turbulencias de los mer- cados" explicó Monti. El tema más polémico, una vez más, son los eurobonos, sobre los que Monti y Hollande, según indicó el primer ministro transalpino, han intercambiado "opiniones sobre la hipotesis" de una "emisión común de bonos". "Necesitamos recursos inmediatos para reanudar la actividad económica y para el crecimiento - volvió a insistir el francés-. Es algo indispensable si queremos que nuestras economías retomen dinamismo. No quiero una Europa a la que se mire como un continente enfermo". Mientras tanto, la enfermedad más preocupante de Italia, el enorme tamaño de su deuda, ha vuelto a alarmar: el banco central transalpino comunicó el nuevo record del débito a un paso de los dos billones de euros. Sin embargo Monti, antes de reunirse con Hollande, intentó tranquilizar a los mercados: el Ejecutivo de Roma aprobará cuanto antes un plan de venta de inmuebles y participaciones para cumplir con sus compromisos.