La deuda con la institución europea alcanza en marzo los 227.600 millones, tras la subasta extraordinaria de liquidezLa dependencia de las entidades españolas ala barra libre del Banco Central Europeo (BCE) crece a niveles preocupantes, demostrando que la normalidad en el flujo de fondos en el sistema está aún muy lejos de resolverse. Una dependencia que se explica por la afluencia masiva a las subastas extraordinarias del BCE. El secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Lergaz, afirmó en una entrevista en La Sexta, que "Europa estaría muerta" sin las medidas extraordinarias de liquidez y pidió que siga inyectando dinero en la eurozona. Por lo pronto, los últimos datos del BCE reflejan los efectos de la última subasta: las entidades españolas mantenían en marzo un saldo deudor con el organismo europeo de 227.600 millones de euros, lo que supone el 63 por ciento del total del eurosistema. Hace sólo un año esa cifra era del 12,09 por ciento y el mes anterior, en febrero, del 47,33 por ciento. La cifra es, no obstante, engañosa, ya que no significa que de todo lo que presta el BCE a las entidades financieras de la zona euro, dos terceras partes vayan a parar a las españolas, sino que ese porcentaje se corresponde con el saldo deudor total. Hace sólo unos meses, cuando la desconfianza absoluta entre bancos no había roto el circuito del interbancario, esta matización hubiera sido innecesaria, pero ahora, con cerca de 800.000 millones de euros aparcados en el BCE en forma de depósitos, se distorsiona la foto final. Así, los préstamos brutos pedidos en la zona euro alcanzaron en marzo un saldo medio mensual de 1,13 billones de euros, de los que el 27,8 por ciento, es decir, 316.343 millones de euros, fueron solicitados por los bancos españoles. El porcentaje, mucho menor que el que presenta si se compara con el saldo deudor, no es ni mucho menos desdeñable. Hace un año, el peso de los préstamos brutos a la banca española no alcanzaba el 10 por ciento. Este volumen de peticiones de préstamos al BCE constituye un récord absoluto, prácticamente duplica el de febrero, y viene provocado por reflejar marzo los resultados de la segunda y última subasta de liquidez a tres años, la cele- brada el pasado 29 de febrero. En otros países, como Italia, la banca también ha aprovechado la medida extraordinaria, como en España, para redoblar sus peticiones de préstamos al 1 por ciento al BCE, reestructurar sus vencimientos de deuda y acudir a la subasta de bonos de sus respectivos países. Pero no ha sido la tónica general. En otros países, y así lo indica el volumen de depósitos, la banca está en posición acreedora con el BCE, es decir, que tienen un saldo favorable, al tener menos volumen de préstamos que fondos aparcados en el organismo europeo. De ahí que España, que ha pedido el 27,8 por ciento de los préstamos brutos, tenga sin embargo una deuda equivalente al 63 por ciento del total. Mientras, en España, el volumen de depósitos es de 88.742 millones, en el total del eurosistema el volumen alcanza los 779.771 millones. La cifra de los bancos españoles, no obstante, también constituye un récord y según los expertos se puede interpretar como la desigual situación de las entidades dentro del sistema, es decir, que no sólo la desconfianza se instala entre países, sino también dentro del nuestro, donde algunos bancos, los que están en mejor situación, prefieren aparcar sus excedentes diarios a un bajo rendimiento que exponerse a prestarlo a otra entidad. La publicación de los datos coinciden con otra jornada de agitación para la prima de riesgo de los países periféricos, entre ellos España, que no consigue retornar por debajo de los 400 puntos básicos. Tras las subastas a tres años, que no han servido para aumentar un ápice los créditos al sector privado, vuelven los problemas y la dudas sobre la deuda soberana. Ya no hay liquidez extra para que los bancos acudan al auxilio del Tesoro y rebajen así el coste de financiación del país, y, tras la nueva debilidad de la deuda, les queda ahora un balance con más bonos públicos en su poder.