madrid. Vincci acaba de cumplir 10 años de vida, pero el equipo directivo que tiene detrás lleva más de 20 años en esto de la hostelería. Carlos Calero y sus hermanos han cogido las riendas de la cadena fundada por su padre, Rufino Calero (ex de Tryp) en 2001. Entre medias han sabido aprovechar los años de bonanza para crecer "despacito, pero sobre seguro" y para sortear con éxito una de las peores crisis que se recuerdan desde el crack del 29. La cadena española ha cerrado los once primeros meses del año con una facturación de 116 millones y espera acabar el año "con crecimiento" respecto a los 121 millones de ingresos que registraron en 2010. Para ello Vincci ha recortado gastos, renegociado alquileres a la baja, rebajado los precios entre un 20 y un 25 por ciento, aunque ha reducido la rentabilidad. "Las rentabilidades se han resentido, pero nos hemos plantado en ciertos niveles porque no estábamos dispuestos a sacrificar calidad de servicio", explicó el consejero delegado de la cadena española. P ¿Cómo habéis terminado el año? R Mucho mejor que 2010. Agosto no ha sido malo y el otoño nos ha sorprendido. Ha sido mucho mejor de lo que esperábamos por la cantidad de cenas y reuniones de trabajo que se han celebrado en nuestros salones. Por ejemplo, a dife- rencia del año pasado, estas navidades ha habido muchas cenas de empresas y Noche Vieja en Canarias se está llenando a muy buenos precios. No estamos descontentos con el último trimestre del año. Se han cumplido por mucho las expectativas presupuestarias que teníamos. P ¿Qué previsiones tiene para este 2012? R Pues... uno ya no sabe nada. Ahora estamos cerrando los presupuestos de 2012 y creemos que va a ser un poquito mejor que 2011 en el cómputo general del año. En enero todas las empresas estarán expectantes, pero no pueden estar paradas mucho más tiempo. Llevamos tres años prácticamente sin movimientos y algo tiene que pasar. Es un tema de actitud, si nosotros no nos lo creemos ni un poquito no hacemos nada. P ¿Qué medidas ha tomado para afrontar la crisis? R Hemos recortado gastos todo lo que hemos podido. Somos una empresa pequeña y muy flexible por lo que hemos implantado los planes de ajuste rápidamente. También nos hemos visto obligados a rebajar los precios entre un 20 y un 25 por ciento, por lo que se han resentido las rentabilidades, pero siempre sin sacrificar calidad de servicio que es una de mis armas comer- ciales más importantes junto a la buena localización. He tenido que ajustar los precios de los desayunos pero sigo ofreciendo los mejores productos y una gran variedad de ibéricos, yogures, zumo de naranja natural... P Todas las cadenas hoteleras están renegociando los alquileres. ¿Han rebajado ustedes las rentas? R El año pasado se renegoció algo en España, sobre todo aquellos contratos de renta fija. Es cierto que los contratos firmados en el año 2007 y 2008, que en nuestro caso no son más de cuatro o cinco, se han quedado totalmente desfasados y fuera de la realidad del mercado en 2010 y 2011. Se han reducido, porque nos equivocamos en los precios, pero no es un problema que nos haya ocupado mucho tiempo puesto que en época de bonanza fuimos muy cautos y no estábamos dispuesto a crecer a cualquier precio. Por nuestra mesa han pasado proyectos con unos precios muy elevados y unas rentabilidades imposibles. En Túnez la cosa ha sido diferente. La renegociación de esos hoteles ha sido total. Ese tema está salvado, porque los propietarios han entendido que ha habido una revolución y las rentas se han quedado en cero prácticamente. P Túnez es uno de los países donde más peso tenéis fuera de España, pero habéis cerrado 2011 con un hotel menos. ¿Cuál es el futuro de Vincci en ese país tras la 'primavera árabe'? R Este año nos ha afectado por la incertidumbre generada en la zona. En 2011 vencía el contrato de un hotel y por miedo no lo renovamos. Ahora estamos pensado si renovar otro o quedarnos en siete hoteles. La ocupación ha bajado a un 40 por ciento desde los niveles del 80 u 85 por ciento que registrábamos en años normales. Aunque Túnez ha vivido una transición muy rápida y ejemplar, las revueltas de Egipto y la guerra de Libia no ha favorecido a la zona, por lo que en invierno no se vendió nada y de cara al verano y otoño ya estaba todo redireccionado a España. De lo que nos hemos dado cuenta es que han vuelto las reservas para el año que viene. No creo que lleguemos a los niveles de 2009 o 2010, porque evidentemente todavía tiene que haber una recuperación, pero va a ser, sin duda, mucho mejor que el año 2011, porque ya empieza a haber contrataciones. Los precios de Túnez siguen siendo mucho más competitivos y la oferta es muy buena. Sólo le hacía falta recuperar la estabilidad política y social. P ¿La cadena va a creer en otros países? R Nosotros no hemos parado nunca la expansión. Somos muy exigentes con la ubicación, los inmuebles y el precio por eso no es fácil crecer rápidamente. En este momento nuestra realidad es otro hotel en Nueva York, que puede llegar en 2012, otro en Lisboa y un proyecto en Lima (Perú) que se ha parado porque era de un promotor español y no tengo noticias de como van las cosas ahora, pero las conversaciones estaban tremendamente avanzadas. Estoy convencido de que, por desgracia, 2012 va a ser un año de oportunidades en el sector hotelero porque hay gente que ya está con el cinturón muy apretado. P ¿Cómo se puede seguir creciendo en innovación? R La innovación muchas veces empieza por la conservación de los establecimientos. Segundo, calidad de servicio y después, tecnología.