Los dos presidentes se reunieron ayer en París para intentar llegar a un acuerdomadrid. Al final, ha tenido que dar su brazo a torcer y sentarse a negociar. Jean Francois Roverato, presidente de Eiffage, la tercera constructora de Francia, recibió ayer en París a Luis del Rivero, su homólogo al frente de Sacyr (y como tal primer accionista del grupo galo), para buscar una solución al conflicto que les enfrenta desde hace dos años. El presidente galo, que siempre se ha negado a reconocer a Sacyr su papel de primer accionista, con un 33 por ciento del capital, ha tenido que agachar las orejas tras la intervención del mismísimo Nicolás Sarkozy, presidente de Francia. Según ha podido confirmar elEconomista por varias fuentes inmersas en el proceso, el encuentro que mantuvo Sarko con José Luis Rodríguez Zapatero el pasado viernes, con motivo de la cumbre hispano-galo, ha tenido como uno de sus primeros frutos la reunión entre Roverato y Del Rivero. Un encuentro al que siempre se había resistido el presidente de Eiffage, cuyo enconado enfrentamiento con el presidente de Sacyr Vallehermoso ha escrito uno de los capítulos empresariales más espinosos a uno y otro lado de lo Pirineos. Hasta el punto de que han tenido que intermediar los presidentes de España y Francia para reconducir la situación, tras meses de negociaciones entre sus respectivos asesores económicos. El nuevo tono que parecen tomar los acontecimientos tuvo su reflejo ayer en el parqué parisino, donde los títulos de Eiffage vivieron una triunfal jornada que les permitió cerrar con una fuerte subida del 7,30 por ciento, hasta alcanzar los 62,27 euros por acción. El cambio de tornas también se dejó notar entre algunos accionistas de Eiffage, como la asociación de minoritarios Adam, que tras meses de pedir a Sacyr una oferta a 127 euros por acción, ayer anunció a través de las páginas de La Tribune que estaría dispuesta a aceptar 90 euros por título. Historia de un desencuentro Desde finales de 2005, cuando Sacyr empezó a adquirir títulos de Eiffage, las relaciones entre los dos grupos han ido enconándose cada vez más. La gota que colmó el vaso fue el bloqueo, por segundo año consecutivo, del grupo español al consejo de la empresa gala, durante la Junta General de Accionistas del pasado 18 de abril. Del Rivero no tardó en reaccionar y, al día siguiente, presentó una oferta de canje de acciones sobre Eiffage. Roverato le respondió acusándole de concierto y consiguiendo que el supervisor del mercado francés (AMF) le acusara de estar actuando en alianza con otros accionistas españoles. El asunto llegó a los tribunales franceses y se llevó por delante, incluso, la cabeza del consejero delegado de Eiffage, Benoit Heitz, el pasado mes de diciembre. Según fuentes del grupo galo, el pecado de Heitz fue su disposición a encontrar una solución con los españoles. Tras la fulminante salida del consejero delegado, apenas seis meses después de asumir el cargo, Roverato volvió a asumir todos los poderes en Eiffage (institucional y ejecutivo). Un movimiento que fue duramente criticado por los representantes de los trabajadores, que la semana pasada pidieron, en un duro escrito, una explicación. El tirón de orejas de los sindicatos es un duro golpe para Roverato, ya que los trabajadores de Eiffage son los segundos accionistas de la constructora, y durante estos dos años el pilar en que se apoyó para frenar a los españoles.