El mandatario francés desea una aplicación rápida y segura del segundo plan de rescateEl posible impago heleno y la crisis del euro, en la reunión de ministros de Finanzas del viernes PARÍS / bruselas. Los mercados financieros volvieron a vivir ayer una jornada tensa a la espera de conocer detalles sobre la teleconferencia que mantuvieron a última hora de la tarde el presidente francés, Nicolas Sarkozy, la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro griego, Georges Papandreu. Una vez más, el eje franco-alemán presionó a Atenas para que cumpla con los compromisos de reducción de su endeudamiento, en un nuevo esfuerzo por evitar una bancarrota de Grecia y calmar a los mercados. A través de un comunicado difundido al término de la teleconferencia, París y Berlín reiteraron la importancia de que se ponga en marcha lo antes posible el plan de rescate adoptado el 21 de julio e insistieron en su convicción de que Grecia debe seguir en la zona euro. Según los términos diplómaticos empleados en el comunicado, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy transmitieron al primer ministro griego la importancia de aplicar de manera estricta el plan para enderezar la economía griega, condición fundamental para recibir los próximos pagos del plan de rescate. París y Berlín también destacaron que la reducción del endeudamiento griego traerá estabilidad a la eurozona. Papandreu se compromete El primer ministro griego Papandreu confirmó la determinación absoluta de su Gobierno a mantener la reducción del endeudamiento. Durante la tarde de ayer, Valérie Pécresse, la portavoz de ejecutivo francés, aseguró que Nicolas Sarkozy desea una aplicación rápida y segura del segundo plan de rescate para Grecia, pero a cambio de más garantías sobre la aplicación de los recortes de deuda y déficit. Pécresse resaltó que París espera una actitud firme de parte de Atenas. Según dijo la portavoz del Ejecutivo galo, Nicolas Sarkozy también insistió en la unión del eje franco-alemán. El Gobierno francés espera demostrar la unidad con su socio alemán, en particular de cara a la reunión de los ministros de Finanzas europeos este viernes en Wroclaw (Polonia), donde el posible impago de Grecia y la crisis del euro serán los dos temas centrales. Por su parte, el portavoz del Gobierno griego, Ilias Mossialos, aseguró que durante la teleconferencia Papandreu se comprometió personalmente a sacar adelante el plan para enderezar las finanzas públicas griegas. Pero la prensa griega también avanzó que el primer ministro pediría a París y a Berlín que presionen a sus bancos para que entren en el segundo rescate. El Senado belga ratifica El Senado belga ratificó ayer las nuevas facultades del fondo de rescate temporal después de que el Parlamento diese su visto bueno el martes. Liberales, socialistas, democratacristianos y verdes votaron a favor, mientras que la extrema derecha lo hizo en contra. Bélgica se convierte así en el segundo Estado miembro, tras Francia, que avala la flexibilización del mecanismo de asistencia financiera. Si finalmente todos los socios de la zona euro aprueban sus renovadas capacidades, el instrumento podrá comprar deuda en el mercado secundario, conceder créditos preventivos a los países al borde del abismo y financiar la recapitalización del sector financiero mediante préstamos a los Gobiernos. Por su parte, Austria sumó ayer más incertidumbre al futuro de Grecia tras impedir que se adelante al 21 de septiembre la votación sobre las nuevas capacidades del fondo de rescate temporal. Según se explicó en un comunicado, la Comisión de Economía del Parlamento no consiguió la mayoría de dos tercios necesaria para aprobar la propuesta que pedía anticipar la ratificación y que contaba con la bendición del Gobierno de coalición formado por socialdemócratas y conservadores. Como resultado de la negativa, la votación podría posponerse hasta finales de mes o incluso celebrarse ya entrado octubre. Portugal debe acelerar El FMI no quiere que Portugal levante el pie del acelerador y sigue exigiendo a Lisboa más reformas. La institución espera, en concreto, que la bajada de la Tasa Social Única -la contribución mensual que tributan las empresas a la Seguridad Social- alcance un montante equivalente al 2 por ciento del PIB, alrededor de 3.400 millones de euros. Ese tijeretazo implicaría un recorte sobre el porcentaje actual del tipo, en el 23 por ciento, de casi 8 puntos porcentuales. Con esta demanda, no obstante, el Fondo Monetario suaviza su propuesta inicial, que contemplaba un descenso de la Tasa correspondiente al 4 por ciento del PIB. A pesar de ello, las pretensiones del Fondo Monetario Internacional chocan con las previsiones del Ejecutivo de Coelho, quien durante la campaña electoral defendió que el tipo debía rebajarse desde el 23 por ciento al 19 por ciento.