F. T. madrid. Las cajas habían cerrado hasta finales de marzo 2.500 sucursales, el 10 por ciento de su red comercial. Este ajuste se enmarca en el proceso de fusiones que el sector ha puesto en marcha para sanear sus balances y mejorar su eficiencia. Para los próximos meses, está previsto que el número de oficinas que dejen de operar aumente y alcance el porcentaje del 18 por ciento del total. Este ajuste fue el ejemplo que puso el director general de la patronal de las cajas, José María Méndez, para defender la celereidad en el proceso de integraciones. El responsable de la CECA consideró además que las entidades han hecho sus deberes y se están encaminando a cambios profundos en los ámbitos del gobierno corporativo y los modelos de negocio con el fin de incrementar su solidez. Méndez resaltó la incertidumbre que planea sobre el sector ante la excesiva regulación que está implantando en los últimos meses para controlar al sistema financiero. En este sentido, se mostró contrario a la imposición de un impuesto directo sobre la banca o los gravámenes que algunas comunidades autónomas han fijado sobre los depósitos. Opinó que este tipo de regulaciones se deben armonizar en el Unión Europea.