Magreñán incluye este material asiático en su producción, aunque hasta ahora no se había trabajado con él en el gremiologroño.Tonelería Magreñán añadirá en su producción una nueva materia prima a la utilizada tradicionalmente, la procedente del roble chino. Las barricas elaboradas en esta empresa cumplen con la exigencia de aportar la complejidad requerida por los vinos. El vino necesita de matices, precisa de un significado que influya de forma positiva sobre sus características fundamentales: color, olor y sabor. Con este objetivo, desde Magreñán se seleccionan y curan los distintos robles, y se tiene especial cuidado en que las distintas fases del proceso de fabricación -concernientes a la temperatura o a los tostados-, sean los adecuados, según explica la directora del departamento de ventas y comercialización, María Teresa Magrañán. Roble americano, francés, del este europeo, cada uno de ellos aporta un su sello distintivo. "Tonelería Magreñán propone una materia prima nueva; algo distinto de lo hasta ahora es comprobado y aceptado para la crianza del vino, y es la utilización del roble chino (Quercus Mongolicus)", señala María Teresa Magreñán. Nunca antes se había trabajado en el gremio tonelero con maderas procedentes de Asia. "Este roble de grano fino se hiende como se hace con el francés y con el procedente del este europeo", expone. "El tiempo, no obstante, dirá cómo evoluciona el vino en contacto con él. Creemos que merece la pena probar y poner a nuestros vinos en contacto con un roble que se nos ofrece desde oriente, desde China", plantea la directora del departamento de ventas de la compañía. "En la tonelería -asegura- pensamos que es bueno abrirse a la experiencia, al contacto con maderas nobles de otras latitudes".