Las empresas dirigen sus acciones de apoyo y mecenazgo hacia los sectores más desfavorecidos e intensifican sus esfuerzos hacia la transparencia Las empresas lo tienen claro. Sus principales actuaciones en el campo de la responsabilidad social corporativa se están centrando, fundamentalmente, en tres ámbitos. En primer lugar, el apoyo social, en el que desarrollan una serie de acciones que, en su mayor parte, se dirigen a los sectores más desfavorecidos. En segundo término, se encuentran las actuaciones relacionadas con el buen gobierno y la transparencia informativa, y que engloba también las relaciones con trabajadores, clientes, proveedores y administración. Y, en tercer lugar, el medio ambiente y la sostenibilidad.Dentro de estos ámbitos, son múltiples las actuaciones de las compañías. El presidente del Instituto Ethos, Ricardo Young, destaca el papel clave de las empresas que persiguen la consecución del desarrollo sostenible, a través del fomento del diálogo con las partes interesadas, y dando prioridad a aspectos como la igualdad de oportunidades y el cuidado del medio ambiente. Entre las herramientas utilizadas por las entidades, nos encontramos con los planes de igualdad y no discriminación, así como los de conciliación, gestión de la diversidad, inclusión social y voluntariado; las auditorías de proveedores y subcontratación; el patrocinio y mecenazgo; los planes de compensación y beneficios sociales por objetivos de RC, etc.José Luis Blasco, director de Servicios de Responsabilidad Empresarial de KPMG, confirma que, efectivamente, hasta ahora la mayor parte de las estrategias empresariales en esta materia se han basado en mostrar las acciones derivadas de sus compromisos en buen gobierno, desempeño social o ambiental. "Estas acciones se basaban en competencias que la compañía poseía y que, aprovechando la oportunidad mediática, se lanzaban agrupadas bajo un nuevo envoltorio. De ahí que el ejercicio de comunicación nos ha parecido superior al de la mejora del desempeño". Pero afirma que en el discurso de las compañías se puede identificar ahora una preocupación creciente por atender las expectativas de nuevos grupos de interés. "Este enfoque, honestamente orientado, puede conllevar importantes beneficios al diseño empresarial".Apoyar a los más desfavorecidosImpulsar y participar en una gran variedad de proyectos sociales, involucrarse con los más desfavorecidos, realizar donaciones o ejercer el patrocinio y mecenazgo se ha convertido en una política empresarial imprescindible para muchas empresas.Según Ricardo Young, la nueva cultura corporativa está sólidamente ligada a los principios de ética y transparencia. Este experto afirma que cuando las compañías asumen un comportamiento socialmente responsable, "se convierten en agentes de cambio para construir, junto con los gobiernos y la sociedad civil, un mundo mejor". Sin embargo, a juicio de José Luis Blasco, el diseño de acciones de compromiso con la comunidad por parte de las empresas es muy mejorable. "La importancia del tema requiere una mayor profesionalización de la función, un marco de actuación acorde con la estrategia de la empresa y adecuados indicadores de medición de resultados". Según Blasco, la máxima sería desarrollar su labor de acción social con el mismo rigor y eficiencia con la que actúa en su actividad empresarial. "Por parte de las ONG también hay oportunidades de mejora. Por un lado, nos encontramos con la debilidad de un tejido asociativo atomizado y, por otro, con capacidades de paternariado con empresas generalmente limitadas a formulas que, raramente, van más allá de clásicas donaciones".Garantizar el buen gobiernoEn el buen gobierno, algunos expertos opinan que las empresas tienen ante sí dos retos principales. En primer lugar, la transparencia. Y, en segundo término, la coherencia entre el discurso y el desempeño. En cuanto al primer reto, las compañías están evolucionando rápidamente. "El seguimiento de estándares para el reporte se generaliza y ya encontramos empresas pioneras como Repsol YPF, Acciona, DKV Seguros y Eroski, que han avanzado con la inclusión de comités de expertos en la elaboración de sus informes públicos, para seleccionar los contenidos y evitar el efecto 'incluir en el informe una colección de logros del año'." En cuanto al segundo reto, algunos señalan que "quizás, el despliegue de los marcos éticos de las empresas es una asignatura pendiente en la mayoría de ellas". "Disponen de código de conducta efectivamente -indican-, pero ¿cuál es el mecanismo para promover y asegurar su cumplimiento?". Según la directora del Centre for Business and Public Sector Ethics del Reino Unido, Rosamund Thomas, "el activismo de los accionistas, la mayor involucración de los inversores en la gestión de las compañías, la creciente sensibilidad de los consumidores y la presión de las ONG, junto a las iniciativas legales existentes, ponen de manifiesto la progresiva importancia de la gestión de la ética empresarial y el buen gobierno corporativo".Thomas, que participó recientemente en el Foro de Reputación Corporativa (fRC), advirtió que "la inadecuada gestión de los aspectos vinculados a la ética empresarial y al buen gobierno corporativo pueden provocar crisis de tal dimensión, que lleguen a poner en riesgo la propia continuidad de un negocio".A su juicio, la reputación influye en los comportamientos que ejercen los grupos de interés en su relación con la empresa. Así, "una erosión de la reputación puede derivar -además de en un impacto negativo en la valoración de la acción en una empresa cotizada- en una pérdida de confianza y admiración por parte de inversores, clientes o empleados y una reducción del atractivo para invertir, comprar o trabajar en ella". La experta recordó casos como los de Enron en Estados Unidos o Parmalat en Europa, que demuestran que "en la mejor de las circunstancias, un caso de corrupción, fraude o contabilidad creativa mermaría la reputación de la organización en la que se produce".Respetar el medio ambienteLa sostenibilidad y el respeto al medio ambiente constituye el tercer gran ámbito de actuación de las empresas en sus estrategias de responsabilidad corporativa. Según José Luis Blasco, la contribución a la producción de gases de efecto invernadero y las consecuencias sobre la biodiversidad son, quizás, los dos desafíos más relevantes para el sector empresarial en la agenda ambiental. El primero, "no solo incluye las emisiones productivas, sino cómo va afectar una economía que tiende a disminuir su dependencia del átomo de carbono a sus productos y servicios, y más allá a los usos y costumbres de la sociedad de este siglo". El segundo, "se convertirá en el corto plazo en el nuevo Kioto, donde las empresas más expuestas a la degradación de recursos o parajes valiosos tendrán que rediseñar el modo en el que gestionan este patrimonio que pertenece a las generaciones futuras".Además, como indica el también el experto de KPGM Etienne Butriolle, hay que tener en cuenta que la gestión de los aspectos ambientales ha llegado a la agenda de los inversores. "La tarea inicial de las empresas es identificar que aspectos pueden tener un impacto material sobre el negocio. Cada negocio será diferente, pero sin embargo se puede entender que algunos aspectos como el cambio climático, la biodiversidad, la responsabilidad sobre productos y el agua, toman mayor relevancia a nivel global y, por tanto, tienden a ser de interés para un mayor número de empresas". No hay que olvidar que la transparencia en la información es un importante elemento en la gestión de los aspectos medioambientales y cada vez son más las empresas que deciden informar públicamente sobre sus políticas, sistemas de gestión y desempeño ambiental. "La clara comunicación de los dilemas que esto implica y la tendencia a la información on-line son ejemplos de buenas prácticas en la comunicación. Los sistemas de gestión ambiental formales (principalmente ISO 14001 y EMAS) continúan siendo reconocidos por las empresas como herramientas de gestión útiles y el número de certificaciones continúa aumentando".