En 2006 cerca de 3,5 millones de españoles apostaron en Red y gastaron 413 millones de eurosMadrid. Ni fichas, ni crupieres ni cambio de billetes de 500 euros. Todo se queda en el aire. No hay luces íntimas, ruido de las máquinas tragaperras, ni se escucha el "no va más"... pero se apuesta. Se apuesta y mucho. Son los casinos online; una locura que se ha extendido como la pólvora entre las sociedades más ricas. El acceso a Internet es relativamente fácil hoy día y ya son 1.093 millones de usuarios los que utilizan la Red prácticamente a diario, según un estudio de la consultoría Tatum. Es decir, la banda ancha tiene "enganchado" a un 16,8 por ciento de la población mundial.Y parte de esos usuarios dedican su tiempo a las apuestas online. El boom de los casinos en la Red tiene apenas un década. Las primeras surgieron en 1995, en un principio como simples juegos en línea y en poco más de diez años se han convertido en un negocio muy rentable y en auge.A pesar de que en países como Estados Unidos, Inglaterra o Alemania esta actividad está muy extendida, España llama a las puertas de las apuestas. El año pasado durante el segundo trimestre los jugadores que apostaron se elevaban a 3,46 millones, un 137 por ciento más que el año anterior, que la cifra se situaba en 1,45 millones de usuarios, según las audiencias publicadas por NetRatings. Las casas de apuestas en España movieron el año pasado 413 millones de euros, un 65 por ciento más que el año anterior. Esta cifra sitúa al mercado español en el que mayor crecimiento tiene de la Unión Europea, por encima de Grecia, Alemania e Italia. Y es que, aunque el sector del juego está un poco verde en nuestro país, en los próximos años sufrirá una gran explosión, según auguran los expertos. Se estima que España alcance los 5.000 millones de dólares de apuestas online en 2010. El mercado español sufrirá por tanto una subida del 240 por ciento. Quizás estas cifras parezcan pequeñas comparadas con el negocio mundial del juego en la Red, que el pasado año movió 12.000 millones de euros, según la consultora Christiansen Capital Advisors, y este año subirá a 15.000 millones.Perfil del usuarioBritánicos y americanos. Estos son los usuarios que más gastan en las apuestas online. Los primeros se dejaron el año pasado entre poco más de 65.700 millones de euros, es decir, más dinero del que el Estado invirtió en Defensa y Transporte juntos. Según indican las encuestas, los británicos invirtieron una media de 10.000 euros por persona, hasta siete veces más que lo que apostaban en 2001. En 2005, ambas nacionalidades se jugaron en la Red más de 40 billones de dólares en apuestas... Pero, ¿en qué gastan tanto dinero? "Los ingleses, por ejemplo, invierten en carreras de caballos, golf o cricket. Estas actividades tienen más tradición allí", señaló Sacha Michaud, portavoz de la Asociación De Apostadores Por Internet (Aedapi).España está en la sexta posición en el ranking de países europeos que más volumen de apuestas mueven, aunque por detrás de Inglaterra e Irlanda, con una gran tradición histórica en el sector del juego.Pero, ¿cuál es el perfil del jugador español? Lejos de amilanarse ante las cifras de los países vecinos, los españoles apuestan grandes cantidades de dinero, sobre todo, en citas deportivas marcadas, como el Mundial de Fútbol, el Master de Tenis o la Fórmula 1. Según la casa de apuestas inglesa online, Betfair, el deporte favorito de los usuarios españoles es el fútbol con un 70 por ciento, seguido del tenis con 15 por ciento y motor con un 7 por ciento. Es el fútbol el deporte más seguido por los españoles. Dentro de esta actividad, la Liga es la competición que más inversores atrae, con un 40 por ciento de las apuestas totales, por delante de los partidos de la Champions League con un 30 por ciento, o la Premier Legu con un 10 por ciento.Pero el apostador español no sólo invierte en el fútbol. Una vez el usuario está en las páginas de las casas online, pica un poco de todo. El 65 por ciento de los que apuestan a través de Internet señalan que también lo hacen en otros juegos de azar no relacionados con el deporte. Según indica Betfair, a pesar de que España es un país de tradición de apuestas convencionales, están perdiendo fuerza a favor de las digitales. Casi el 90 por ciento de los apostadores asegura que invierte más dinero en los juegos online que en los que en los tradicionales. "En el mercado español apuestas más hombres que mujeres, de una media de 35 años, en fútbol, motor o pelota vasca", aclaró Sacha Michaud.Pero la lotería y las quinielas también tienen su espacio en la Red. El 38 por ciento opta por la quiniela, mientras que por el póquer se decanta el 28 por ciento de los usuarios, situándose la lotería en un tercer puesto con un 34 por ciento. La principal preocupación de las casas de apuestas en Internet es la seguridad de los datos bancarios y personales de los clientes que se registran en sus espacios. Burlar los sistemas de seguridad es cada día más complicado y los ingenieros se afanan en buscar fórmulas que superen a las de los hackers y eviten grandes problemas financieros tanto a las compañías como a los usuarios. Una de las empresas que trabaja para mejorar este punto es Betfair, la primera que enfrenta las apuestas de sus usuarios y se puede jugar en contra o a favor de un resultado. La compañía ha diseñado más de 20 fórmulas distintas de pago que permite a sus clientes elegir aquella más cómoda. La compañía inglesa ha llevado a cabo un acuerdo con el grupo eBay para que los usuarios de la Unión Europea puedan utilizar para pagar los servicios de PayPal, líder internacional en pagos a través de la Red. Desde la compañía explican que han "diseñado una mecánica financiera que garantiza la total seguridad de los depósitos realizados por los clientes". Para cumplir esto, las elevadas apuestas de los usuarios se depositan en el Royal Bank of Scotland en una cuenta totalmente independiente a Betfair a fin de velar por su seguridad. Y es que el año pasado las apuestas online movieron en le mundo 12.000 millones de euros. Con semejante cantidad, cualquier seguridad es poca.