Es el último gran banco que limitaba este derecho a una parte de la plantilla: al 40%MADRID. Banesto está a punto de pasar página en un capítulo laboral de la historia de la banca. Con el inicio del curso económico, la entidad presidida por Ana Patricia Botín aborda una asignatura que parecía pendiente: emulará al Santander y, como él, extenderá los complementos de pensiones a todos sus trabajadores. Hasta hace escasos meses, eran los únicos de los grandes bancos que mantenían sin planes de jubilación a buena parte de la plantilla. El grupo cántabro enfrentó la situación el pasado mes de julio y ahora es Banesto el que está manos a la obra.Pero, lejos de efectuar una simple copia del sistema del grupo, la entidad presidida por Ana Patricia Botín ha encargado a Towers Perrin que elabore un estudio sobre el método más idóneo, indicaron a elEconomista fuentes sindicales.Era un movimiento esperado, tras la decisión del Santander y al conservar en solitario un agravio comparativo entre los empleados que se remonta a principios de los ochenta. Fue entonces cuando se firmó un convenio colectivo que eximía a la banca de crear fondos para complementar la jubilación pública de su plantilla. El sector afrontaba una fuerte crisis que dejó en la cuneta a varias entidades y se fijó en marzo de 1980 la fecha de corte entre los que sí disfrutarían de ese derecho y los excluídos por el acuerdo.Esos momentos difíciles son ahora historia, pero ningún pacto posterior enmendó la situación, aunque sí se ha ido resolviendo en casi todas las entidades por decisión propia u obligadas por una fusión. Banesto emplea ahora a unas 9.374 personas -son datos de cierre de 2006- y no llega al 40 por ciento el porcentaje de beneficiarios, según fuentes sindicales. Es decir, el banco sigue dotando recursos para mejorar la pensión de unos 3.750 empleados, pero el número de los no beneficiarios rondaría los 5.600. Una situación idéntica existía en el Santander hasta el pasado julio, pese a las constantes quejas sindicales. Pero el grupo dio un sorpresivo giro de 180 grados cuando ni los sindicatos lo esperaban y creó un fondo externo para sus 20.500 empleados en España -carecían de este derecho 13.500 personas-. Por cada uno de ellos, el banco aportará 560 euros al año, frente a los 450 euros de su oferta inicial. Los sindicatos tornaron las miras al instante hacia Banesto con la exigencia de que siguiese al grupo y ahora da esos pasos. A priori, el banco se decanta más por contratar seguros y no con un plan de pensiones como el Santader, si bien las conclusiones de Towers Perrin podrían variar el plan. ¿Cuando se conocerá el sistema? La presidente se comprometió con los sindicatos a presentar una propuesta a finales del trimestre, sobre la que negociar. En lo que sí parece mantener idéntica postura con el Santander es en no sacar de balance los fondos ya provisionados para los trabajadores con antigüedad superior a 1980. Una "rémora" de los ochenta que critican los sindicatos. No sacará los fondos internosY es que la banca dotaba internamente el dinero para completar la pensión, lo que supone que los fondos sólo llegan al empleado si se jubila en el banco, pero no puede llevárselos si rescince la relación laboral por otro motivo. En el plan de pensiones externo puesto en marcha por el Santader o al que llegaron el resto de bancos y cajas, al homologar sus sistemas tras una fusión o por voluntad propia, el dueño de los fondos es el trabajador y puede movilizarlos si se marcha. Aquí, la ley asiste al grupo cántabro. Una regulación de seguros obligó a todas las empresas a sacar fuera de sus balances los fondos dotados para mejorar la pensión pública a los empleados, salvo a las entidades financieras. El Santander y, hasta ahora también Banesto, se han acogido a esta excepción para conservar los millonarios fondos internos, en contra de las reclamaciones de los sindicatos. Esta es la causa que litiga UGT en el Tribunal de Justicia de Luxemburgo, tras el revés que sufrió en el Supremo.