La petrolera Petrocat amplía el convenio municipal para el uso de este biocarburantebarcelona. Quizá en un futuro no muy lejano las personas puedan transportarse en las ciudades en autobuses que no contaminen. Quizá estos grandes vehículos puedan dar ejemplo y sustituir a los coches actuales para reducir las emisiones de gases. Darse cuenta a tiempo ayudará a frenar el calentamiento del planeta. El Ayuntamiento de Barcelona está asumiendo poco a poco el compromiso para reducir la polución atmosférica y ya está repartiendo por la ciudad autobuses propulsados por hidrógeno, gas natural y biodiésel. Con lo que es posible creer en un futuro en el que los transportes públicos en las ciudades reduzcan sus niveles de emisión. De hecho, la petrolera catalana Petrocat -participada por Cepsa, Repsol y la Generalitat- y la entidad municipal Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) han ampliado seis meses el convenio firmado el pasado abril para que 40 autobuses en Barcelona se propulsen con biodiésel. Este carburante es una especie de gasóleo que se suministra mezclado con el procedente del petróleo para automóviles. Se extrae después de un complejo proceso químico a partir de un grupo de derivados de aceites vegetales y reciclados. Es biodegradable, lo que significa que genera residuos menos contaminantes y lubrica los motores diésel. Petrocat genera biodiésel puro que lo elabora la empresa Bionet Europa, que tiene una planta de producción en Reus (Tarragona). Los autobuses llevan un distintivo bien visible desde el exterior en el que se indica que tiene una mezcla de gasóleo tradicional y biodiésel al 10 por ciento.La prueba piloto con biodiésel para los autobuses que circulan por Barcelona prevé extenderse a otras ciudades catalanas, como Girona, Tarragona y Lleida. "Los autobuses que circulan con este carburante es una gran apuesta de TMB para respetar el medioambiente y tomar decisiones concretas para frenar el cambio climático", asegura el comunicado de ambas compañías. Aunque el sueño de un transporte público que no dependa del petróleo y sí de los derivados vegetales (biodiésel) todavía es utópico. Las cifras lo demuestran: de los 1.019 autobuses públicos que circulan en Barcelona, 854 se nutren del diésel; 162 funcionan con gas natural (se prevé que sean 250) y sólo tres se propulsan con hidrógeno. Ahora se sumarán, 40 que circularán con biodiésel. Pero TMB sigue dando pequeños pasos para alcanzar -al menos por parte de los autobuses- la tan deseada contaminación cero que permita vivir en una ciudad un poco más limpia.