E l petróleo ha vuelto a tocar esta semana su máximo anual, al acercarse a los 80 dólares, el oro hizo lo propio la semana pasada, cuando la onza encaró el nivel de los 1.060 dólares, y, por si fuera poco, el crecimiento de China (en el tercer trimestre aumentó más de lo esperado) hace posible seguir soñando con que el rally de las materias primas sea sostenible en el tiempo. Con este panorama, lo normal sería que los fondos que invierten en materias primas, principalmente los que lo hacen a través de derivados, estuvieran tirando cohetes. Y esto es lo que hacen, siempre y cuando tengan algo de pólvora en sus carteras. Más secos de polvorín que la mojama es como se han quedado los únicos tres fondos que, aún estando en la categoría de derivados de materias primas, están en negativo en el año. ¿Por qué? Porque sobreponderan la liquidez en sus carteras. La buena noticia es que, si se cumplen los pronósticos, aún pueden subirse al tren y cambiar estas pérdidas por ganancias del 30 por ciento, como las que tienen sus colegas.