Mientras se desvanecía el acuerdo con Autostrade, Abertis se ha comido su potencial madrid. La bolsa, en ocasiones, tiene una cierta racionalidad, y con Abertis se ha cumplido a rajatabla. Cuando se anuncian operaciones se penaliza al comprador. Y si la adquisición resulta fallida, una vez castigado el oferente, queda el consuelo de que los títulos del cazador recuperan el camino perdido. Esto es justo lo que le ha ocurrido a la concesionaria española, que perdió terreno tras conocerse a finales de abril su intención de fusionarse con Autostrade y que desde mediados del verano se ha recuperado a media que se desvanecía la operación -ver gráfico-.Esta subida es la que ha provocado que los títulos de Abertis se hayan comido todo su atractivo bursátil en función de las valoraciones medias de los analistas, que se sitúan en torno a 22 euros. Y eso que hace unos meses, por primera vez desde hace casi dos años, Abertis había vuelto a tener atractivo para los bancos de inversión. Sin embargo, que se trunque la fusión entre Autostrade y Abertis tendrá una penalización a medio y largo plazo, ya que aunque los bancos de inversión no han hecho muchas estimaciones de cuánto mejorarán los resultados financieros, conocían que estos mejorarían con contundencia porque la fusión provocaría una mejora del coste del capital, siempre que no se deteriorase la calificación crediticia actual.El problema es que los modelos de valoración de Abertis están desactualizados porque además de coger un billete de ida y vuelta en Autostrade tienen que recoger la reciente adquisición del 32 por ciento de la compañía de satélites Eutelsat por 1.070 millones de euros.Más peso de otras divisionesLas divisiones de aeropuertos y telecomunicaciones volverán a ganar peso dentro de la valoración por partes de Abertis, después de que tras la compra de las autopistas francesas de Sanef se redujera la aportación de estos negocios al beneficio bruto de explotación al 8 por ciento, respectivamente, cuando antes de esta compra representaban en torno al 15 por ciento.Además, los bancos de inversión han actualizado sus valoraciones de TBI, la división de aeropuertos que gestiona aeródromos como el de Lutton, en Londres, tras la compra de BAA por Ferrovial. Contra todo pronóstico, la constructora controlada por la familia Del Pino pagó por la mayor compañía de aeropuertos del mundo un 50 por ciento más de la cotización media de BAA en 2005.