El director general de Anecoop, empresa de distribución de fruta, hortalizas y vino que aglutina una facturación de 906 millones de euros entre las cooperativas y sociedades que la integran, relata los contratiempos a los que se han enfrentado los agricultores tras la declaración del Estado de Alarma. El dirigente explica que la demanda de sus productos creció hasta un 40% los primeros días y reconoce una subida en los precios, si bien la achaca al incremento de los costes que sufren en la situación actual.¿Cómo está afectando el Estado de Alarma a la producción agrícola de Anecoop?Con los dos Reales Decretos impulsados por el Gobierno de España -el segundo fue más restrictivo que el primero-, pasamos, sobre todo al principio, una gran incertidumbre hasta saber cómo debían adaptarse las cooperativas. A pesar de que nuestra labor es crucial, por tratarse de productos de primera necesidad, nos hemos encontrado con problemas para el trabajo de recolectores, el personal de los almacenes y para el transporte. La prohibición de ir más de dos en un coche, por ejemplo, ha afectado a muchísimas cuadrillas, que en muchas ocasiones están compuestas por trabajadores que no pueden garantizarse la movilidad por sus propios medios. En este aspecto, fue muy dura la primera semana, aunque entendemos que las medidas son necesarias para contener la expansión del virus.¿Tienen problemas para transportar sus productos?También está siendo muy complicado para los camioneros, que están haciendo miles de kilómetros para garantizar el suministro de alimentos sin áreas de servicios, sin un lugar en el que parar a comer, ir al lavabo o dormir. Por lo que respecta a Anecoop, hemos recurrido al teletrabajo. Hemos configurado equipos para que, si algo falla, otro departamento pueda cubrirlo desde casa, para que nada pare y esté ga-rantizada la distribución de frutas y hortalizas. Hemos pasado de 0 a 115 personas trabajando desde casa.¿Cuánto ha crecido la demanda en España? ¿Cuánto se han incrementado los pedidos de las grandes cadenas de distribución?Hubo unos días de histeria colectiva, en todos nuestros mercados. Primero pasó en España, luego en Francia y Alemania. En esa fase, durante los tres o cuatro primeros días de confinamiento, la demanda pudo crecer entre un 30% y un 40%. Pero al cuarto día que los clientes ven que siguen llenos los lineales, se tranquilizan. Por eso es tan importante que se combine la protección de la salud con el abastecimiento de los supermercados. Ahora estamos entrando en la normalidad. También -entendemos- porque nosotros manejamos productos perecederos. Hemos entrado en una cierta normalidad. Hay determinados productos que sufren más, como puede ser la fresa, o la frambuesa, etc. La gente, como es lógico, eligió productos con una vida más larga, como manzanas o naranjas.¿Se ha notado en los precios este escenario? ¿Puede favorecer al agricultor en términos económicos la crisis del Covid-19?Evidentemente, ha repercutido en el precio, como siempre que se produce un exceso de demanda. Pero cabe enmarcarlo en lo que ocurre con los costes. Los alimentos han subido de precio porque este escenario ha encarecido los costes. Ahora se desplazan menos recolectores por coche, tenemos un mayor coste de transporte porque los camiones se van llenos, pero vuelven vacíos -ya que la industria está parada- y porque tardan más en llegar a su destino debido a los mayores controles con los que se encuentran. En cualquier caso, no han sido incrementos desorbitados, y la gente también está dispuesta a pagar un poco más en este contexto.Los lineales se vaciaron por miedo al desabastecimiento. ¿Cabe la posibilidad de que se agoten algunos productos de Anecoop?El abastecimiento está garantizado por el momento, en la situación actual ya hemos demostrado que la cadena sigue. Pero no sabemos en qué escenario estaremos mañana. Si vamos a un confinamiento total, no sé en qué situación nos encontraremos exactamente, aunque estoy convencido de que el Gobierno tendrá en cuenta que el suministro esté garantizado.¿Es momento de tomar conciencia del valor de la agricultura?Totalmente. La Política Agraria Comunitaria (PAC) se creó en Europa después de la Segunda Guerra Mundial para garantizar la existencia de alimentos en circunstancias como éestas. Pero después nos hicimos tan tecnológicos que le fuimos restando importancia. También es un momento importante para persuadir al consumidor.¿Cómo se puede educar al consumidor para que acepte pagar un poco más?Tradicionalmente, se nos ha educado a escoger lo más barato, pero escenarios como éste del coronavirus, en el que la agricultura permite algo tan importante como contar con independencia para abastecernos de alimentos en un mo-mento delicado, tienen que ayudar a que se valore más el producto del agricultor -como también hay que aprovechar la toma de conciencia ecológica cada vez más extendida, la de la alimentación saludable o la de problemas como el de la 'España vaciada'-. Hay que cambiar la mirada. Ahí tenemos que trabajar mucho las empresas y también los gobiernos. Hay que hacer campañas publicitarias con este mensaje, hay que decirle a la gente el valor social que tienen los productos agrícolas.