Bruselas ha decidido poner en cuarentena el incremento del objetivo europeo de reducción de CO2 para 2030, según el borrador de la Ley del Clima comunitaria, que aspira a que la UE alcance la neutralidad de carbono en 2050: el Pacto Verde Europeo de la presidenta Von der Leyen planteaba subir la actual meta de reducción del 40% al 50% o el 55%, y se había anunciado que la Ley incluiría el cambio, pero el texto retrasa la decisión, como mínimo, hasta junio de 2021.Hoy se presenta la nueva y flamante Ley del Clima europea, pero el borrador del documento se filtró ayer. El texto establece que el objetivo de la neutralidad de carbono de la UE para 2050 es "obligatorio", es decir, sujeto a sanciones por incumplimiento, pero solo a escala europea, no para cada Estado miembro, lo que permitirá compensar los avances de algunos socios con los retrasos de otros. Eso sí, a partir de ese año, las retiradas de CO2 de la atmósfera –con bosques u otros sumideros– deberán superar las emisiones.El objetivo para 2030, por otro lado, no experimenta el incremento de ambición que se esperaba. El próximo septiembre la Comisión "explorará" opciones para subir la meta actual, pero hasta junio de 2021 no "evaluará" cómo debe modificarse la legislación actual para lograrlo.El retraso no le sienta mal a España. Aunque figura entre el grupo de socios que habitualmente reclama una mayor ambición, junto a Francia, Austria, Italia o Portugal, el Ministerio dirigido por Teresa Ribera ya había anunciado que no modificaría su Plan de Clima y Energía, porque su consecución supera las actuales metas fijadas por Bruselas para el final de la década. Ello no ha evitado que la vicepresidenta cuarta se haya sumado a una carta firmada por 11 ministros europeos para que, a más tardar el próximo mes de junio –cuando toca "evaluar"–, se incremente la ambición al menos hasta el 50% y, si es posible, hasta el 55%.Por otro lado, la futura Ley europea otorga más poder al Ejecutivo comunitario para actuar en el caso de que los países se desvíen de la senda para alcanzar la neutralidad en carbono, ya que podrá adoptar "actos delegados", esto es, modificar la legislación –de un modo justificado y con el visto bueno del Consejo y la Eurocámara– para forzar a los socios díscolos a adoptar medidas extraordinarias que permitan alcanzar el objetivo común.