Editoriales

Amagos de decisiones en la UE

Tan peligroso resulta en los mercados el desánimo como el miedo. Esta última emoción volvió a estar ayer presente en las bolsas, pese a que la mitigación de las caídas al cierre de la sesión en Europa, e incluso el avance del Dax en Alemania puedan sugerir lo contrario. El mérito fue de los buenos datos de paro semanal y de la industria en EEUU. Por tanto, no conviene centrar toda la atención en el hecho de que el Ibex cerrara la jornada con una caída del 1,72%; más instructivo resulta percatarse de que por la mañana llegó a retroceder más de 4 puntos porcentuales. El miedo a una recesión sólo explica en parte una mengua tan grande.

El hecho de que se produzca, aun cuando hay tantas citas europeas de relevancia en los próximos días, demuestra que los mercados han perdido toda fe en que de esos encuentros salgan decisiones de calado. Poco se espera de las palabras que pronunciará hoy la canciller Merkel en el encuentro Europa-Asia de Milán. Las mismas ilusiones despiertan la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la semana que viene y, lo que es más significativo, la reunión del BCE del 6 de noviembre, después de que Draghi decepcionara en octubre. Con todo, la situación tiene unos tintes lo suficientemente sombríos como para que la perezosa maquinaria europea decida ponerse en marcha de una vez. En esta línea se pueden interpretar las palabras de la Comisión asegurando que "ayudará a Grecia en todo lo que sea necesario", apagando así el fuego que la noticia de un posible abandono del rescate heleno había generado. Lo deseable es que Europa, con Alemania a la cabeza, siga esa línea y tome las riendas con prontitud.

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