¿Desaceleración fuerte, estancamiento, o recesión? Ese es el debate que está ahora encima de la mesa de todos los inversores. En la medida que el entorno macroeconómico siga agravándose o, por el contrario, toque suelo, las empresas se contagiarán y sus beneficios tenderán a reflejar lo complicado del momento.
Al fuerte recorte del crecimiento económico que ya está sufriendo, sobre todo, el Viejo Continente, se han sumado (y lo han agravado probablemente), las incertidumbres geopolíticas sobrevenidas de una probable salida sin acuerdo del Reino Unido de Europa y un conflicto comercial entre Estados Unidos y China que va camino de eternizarse en el tiempo.