Si bien es cierto que los índices europeos han rebotado más de un 4% desde que tocaran su nivel más bajo del año, también lo es que recuperar sólo un tercio de las pérdidas registradas durante las últimas sesiones no es óbice para lanzar las campanas al vuelo.
La herida sigue abierta en las bolsas del Viejo Continente. El desplome del mercado bursátil de un país cuya economía supone el 16% del PIB mundial no sólo afecta al resto de las bolsas mundiales por una sesión.