Si el primero se ha impuesto contra sus principales cruces en balance semanal, la divisa europea ha hecho todo lo contrario. Sigue en mínimos de dos años contra el dólar.
La cara de la semana, el yen. La cruz ha sido el euro. Porque si la primera divisa ha terminado con un balance positivo frente a sus 10 cruces más negociados, la divisa europea ha corrido justo la suerte contraria.