El mercado de bonos sigue siendo la diana favorita de los inversores que más temen al Reino de España. Hasta ahora lo normal es que este temor se reflejara en los bonos a largo plazo pero ahora también hay dudas sobre las emisiones que hace el Tesoro a corto. Todas las emisiones, tengan el plazo que tengan, tienen sus rentabilidades en máximos anuales. Sin embargo, la bolsa sigue ajena al problema de la deuda.
El mercado ya no discrimina entre la deuda a corto o a largo plazo. Simplemente se deshace de la renta fija española. En todos los casos, la rentabilidad de la deuda española marca máximos anuales en el mercado secundario o se encuentran a punto de hacerlo. Ejemplo de ello son las letras a 12 y 18 meses con un rendimiento de 2,30 por ciento y 2,65 por ciento, su cota más alta en 2010. La historia se repite para los bonos a 3 años donde las ventas de activos ha disparado la rentabilidad de los mismos a su nivel más alto en el alto en el año al alcanzar el 3,57 por ciento.