Ofrecido por:

Economía

"El TLCAN debe abrir el mercado a finanzas, energía y telecos mexicanas"

Si alguien conoce bien y como la palma de su mano el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TCLAN o NAFTA por sus siglas en inglés) es la embajadora Carla Hills, quien fuera la representante comercial de Estados Unidos que esbozó, negoció e implantó este acuerdo. En una conversación con elEconomista en Washington, donde en estos momentos se lleva a cabo la primera ronda de negociaciones entre EEUU, México y Canadá, la embajadora Hills defiende esta relación comercial, su modernización y alerta del peligro que supondría que las conversaciones no lleguen a buen puerto.

Con las negociaciones ya en marcha, ¿cree que el TLCAN que usted diseñó e impulsó ha funcionado?

Creo que funcionó para su tiempo. Fue todo un referente para el resto del mundo. Cuando emprendimos el acuerdo combinamos por primera vez países desarrollados con una economía emergente. Logró aunar a un total de 390 millones de consumidores. Este fue el primer acuerdo comercial en incluir protección de propiedad intelectual, que redujo las tarifas industriales, que abrió la puerta al mercado agrícola entre EEUU y México, que abrió el flujo de servicios, y que, además, contó con un mecanismo de aplicación.

¿Cuánto tardaron las negociaciones por aquel entonces?

Llevó sólo 14 meses negociarlo. Comenzamos en junio de 1991 y nos dimos la mano en agosto de 1992. El presidente George H. W. Bush lo rubricó en diciembre de 1992. El presidente Bill Clinton logró que el Congreso lo aprobase el año siguiente y entró en vigor en 1994.

¿Es demasiado ambicioso pensar que la modernización puede culminar a finales de este año?

Pueden tener un acuerdo a finales de año, pero lo importante es si éste es económicamente aceptable y realista. México enfrenta elecciones en julio y nuestro proceso legislativo es tedioso para aprobar estos tratados. Si terminasen el acuerdo en enero, no lo pueden firmar ya que deben notificar al Congreso con 180 días de margen. Posteriormente se da 60 días al texto para ser publicado. La cuestión es si tendremos un acuerdo en esencia a finales de año o uno listo para ser implementado.

¿Por qué se ha demonizado tanto este acuerdo?

En el último año ha sido producto del esfuerzo político por hacer creer a aquellos que han visto sus empleos desaparecer que tiene un remedio para solucionar este problema. No debato que el TLCAN tenga que ser modernizado. En 1991 cuando nos sentamos en la mesa ninguno teníamos un móvil, no teníamos comercio electrónico donde alguien podía comprar algo por Internet. Teníamos servicios consideradamente restringidos. México no había abierto su mercado energético, ni su mercado de telecomunicaciones. Para modernizar el acuerdo tenemos que sentarnos para encontrar una solución para que los tres países ganen.

¿Qué aspectos deben eliminarse y qué otros incorporarse?

Creo que nada debe eliminarse. Trataría de abrir el mercado mucho más, cubriendo más servicios, especialmente los sectores mexicanos de telecomunicación, energía así como el financiero, que fueron excluidos del NAFTA original. En lo que se refiere a los temas laborales y medioambientales fueron incluidos paralelamente sin necesidad de ser implantados.

¿Y considera usted que el negociador estadounidense estará dispuesto a ello?

No me puedo imaginar que EEUU no quiera una regulación uniforme a lo largo de todo América del Norte. Cuanto más se armonicen las normas, más beneficioso es para nuestros emprendedores. Y si queremos hacer que nuestros negocios y servicios compitan con el resto del mundo, tenemos que optar por reglas simples. De los 300.000 exportadores estadounidenses, el 90 por ciento son pequeñas y medianas empresas, quizás no en valor pero sí en cifras. Si estas tienen que memorizarse las normas de uno y otro país no van a tener las mismas oportunidades. América del Norte es una de las regiones más competitivas del mundo y si empezásemos a pensar como una región común, eso abriría más el mercado y nos haría ganar a todos.

¿Está justificada la presión estadounidense por querer reducir su déficit comercial a costa de las negociaciones?

No se puede usar un acuerdo comercial para reducir el déficit. No sirven para reducir este tipo de desequilibrios pero el gobierno de EEUU parece estar obsesionado con la idea de que puede hacerlo. El desequilibrio estadounidense es un problema doméstico que está relacionado con gastar más de lo que se ahorra y eso es algo con lo que tenemos que lidiar. Pero un tratado comercial no es la herramienta apropiada para lidiar con un déficit bilateral.

¿Recuperará EEUU los empleos manufactureros con la negociación?

No. De hecho, la producción manufacturera se expandió en 2016 en EEUU. Lo que hemos visto es una caída de los empleos manufactureros debido al impacto tecnológico desde 1975 hasta ahora. Fabricamos más con menos empleados.

Y si EEUU decide retirarse, ¿cuáles serán las consecuencias?

Eso tendría un impacto terrible especialmente si tenemos en cuenta que 16 millones de empleos están ligados a las cadenas de valor entre EEUU, México y Canadá. Perderíamos competitividad. No sólo sufriríamos drásticamente económicamente, sino peor aún, perderíamos credibilidad.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky