
Pese a las consistentes rebajas en sus proyecciones, algunas de ellas sensiblemente altas, como las ocurridas en Latinoamérica, las cifras presentadas ayer por el Fondo Monetario Internacional son interpretadas por algunos expertos como demasiado optimistas. "Mientras que es fácil culpar a la crisis financiera de lo ocurrido, el crecimiento mundial se mantiene en una tendencia bajista desde el 2000", explica Nariman Behravesh, economista jefe de la consultora IHS.
Según sus previsiones, presentadas ayer en Davos (Suiza), la economía mundial crecerá este año entre un 2,5% y un 3%, lejos del 3,4% que baraja la institución dirigida por Christine Lagarde. "La economía mundial se encuentra lastrada tanto por la oferta como la demanda", indicó este experto quien explicó que la tendencia a la baja en el crecimiento mundial ha estado incentivada por un débil crecimiento en la fuerza labora y el desplome de la productividad.
Desde su punto de vista, 2016 será una continuación de las dinámicas experimentadas desde 2012, donde las economías avanzadas consiguen una mejora mientras las emergentes se debilitan. "Los problemas en los mercados de divisas y de materias primas así como en los mercados financieros han acelerado los problemas en entre los emergentes", apuntó.
Aquí en Wall Street, las previsiones no son mucho más esperanzadoras. El equipo liderado por David Hensley, economista de J.P. Morgan, estima que la economía global crecerá este año un 2,8%, con los países avanzados contribuyendo un 1,7% y los emergentes un 3,8%.
Entre sus últimas rebajas se incluye una recesión del 0,7% para latinoamérica, más del doble de la que proyecta el FMI, con Brasil contrayéndose un 3,7%. Por su parte, EEUU, la mayor economía del mundo sólo crecerá un 1,8% este año mientras las previsiones para China observan una expansión del 6,6% en 2016. Este último porcentaje por encima de la media del consenso.