El Grupo de los 20 presiona para incentivar las inversiones públicas en infraestructuras. El Fondo recomienda reformas que abaraten la contratación de empleados con baja formación.
El regreso de la debilidad económica de la eurozona al centro del escrutinio internacional fue evidente ayer durante la reunión de ministros de Economía y Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del Grupo de los 20 celebrado ayer en Washington. El compromiso con el crecimiento a través de la inversión en infraestructuras planta cara al conservadurismo fiscal que abandera el Viejo Continente, gracias al puño de acero alemán. Sin embargo, la economía española sigue desmarcándose del resto de sus coetáneos europeos tras los esfuerzos de los últimos años, sacrificios que todavía no han llegado a su fin.
Desde el Fondo Monetario Internacional, donde se celebró el encuentro, volvieron a poner de manifiesto que la economía de la eurozona sólo crecerá un 0,8 por ciento este año mientras que la expansión durante 2015 y 2016 alcanzará el 1,3 y el 1,7 por ciento respectivamente. Eso sin olvidar que los técnicos de la institución han echo sonar las alarmas sobre el 40 por ciento de posibilidades de que Europa vuelva a la recesión. Una pesadilla que sólo se evitará con reformas estructurales por parte de los países pertinentes.
"España e Irlanda son actualmente los puntos brillantes dentro de la situación actual" dijo ayer en rueda de prensa Poul Thomsen, director en funciones del Departamento Europeo del FMI. "La eurozona ha pasado página" con respecto a la situación de los últimos años, explicó. Dicho esto, la debilidad en economías clave como la alemana, la italiana y la francesa han puesto en jaque a los mandatarios de todo el mundo.
¿Quiere decir esto que España podría cambiar de rumbo si la "doble recesión europea" se materializa? "El desafío es mantener el crecimiento de la economía y la recuperación del empleo. Eso supone preservar las ganancias competitivas logradas", explicó Phil Gerson, subdirector del departamento europeo del Fondo, al ser preguntado por este periódico. En este sentido, indicó que nuestro país debe seguir intentando paliar la "crisis del desempleo", de ahí que recomendase que "la moderación salarial deba continuar".
Un hecho que se desmarca de las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) que han alertado de que si los sueldos siguen bajando en España, no habrá recuperación económica. Desde su punto de vista, habría que aprovechar la renovada mejoría en nuestro país para pactar una subida de sueldos. Una receta que desde el FMI, el Departamento Europeo no consideró apropiada.
No sólo eso, aunque nuestro país haya registrado un crecimiento "relativamente brillante", como indicó Gerson, España también necesita reformas para mejorar el entorno empresarial y la eficiencia, así como también formar a los desempleados para que cuenten con las habilidades necesarias para reincorporarse al mercado laboral, y reformar el marco fiscal para que pueda adaptarse abarantando la contratación de trabajadores con baja formación.
Alemania vs G-20
En el marco de la reunión de los ministros de Finanzas del G-20, "hubo mucha presión sobre la debilidad en Europa, debido a la baja inflación y el bajo crecimiento", dijo a Reuters Jyrki Katainen, el próximo vicepresidente de la Comisión Europea". En la cita se continuó dibujando el plan para apuntalar el crecimiento a través de las inversiones públicas en infraestructura, una medida ya esponsorizada estos días por el FMI. Esta postura, que no comulga con el fetichismo fiscal del Gobierno alemán, llega en medio de evidente debilidad en la economía de la zona euro. "Las políticas monetarias y fiscales no son suficientes", reconoció ayer el secretario del Tesoro australiano, Joe Hockey, al referirse a la eurozona. "Es importante tener en cuenta provisiones para infraestructuras y reformas estructurales", señaló.
El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, incidió en que el encuentro giró en torno a la inversión en infraestructuras, especialmente en economías avanzadas. Una posición que sigue sin gustar a los alemanes. El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, recogió el testigo del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, quién afirmó que del letargo no se sale "firmando cheques" al alertar a sus colegas en Washington sobre los peligros de los estímulos fiscales a corto plazo.