Bruselas, 27 abr (EFECOM).- La Comisión Europea se unirá mañana a las instituciones que ven con pesimismo las perspectivas de la economía europea y, probablemente, volverá a rebajar sus previsiones de crecimiento, tras constatar la gravedad de la crisis financiera y la fuerte desaceleración en EE.UU. y ver cómo empeoran indicadores clave.
Los nuevos cálculos del ejecutivo de la UE reflejarán el escenario más pesimista creado por las turbulencias financieras y la persistencia de la incertidumbre global, a lo que se suman la subida imparable del crudo y el euro y el repunte de la inflación.
Las proyecciones, referidas al periodo 2008-2010, incluyen estimaciones sobre aumento del PIB, evolución de la inflación, el desempleo y las finanzas públicas para la eurozona y la UE, así como para cada uno de los 27 Estados miembros.
En sus últimas previsiones interinas, publicadas en febrero, Bruselas ya recortó en cuatro décimas sus cálculos anteriores, al vaticinar un aumento del PIB en 2008 del 1,8 por ciento para los países del euro y del 2 por ciento para la UE.
A principios de este mes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó al 1,4 por ciento en 2008 y el 1,2 por ciento en 2009 su estimación de crecimiento para la Unión Económica y Monetaria, unas cifras que la Comisión Europea consideró demasiado prudentes.
Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cree que la factura que tendrá que pagar Europa por la actual crisis será mucho menor que la de Estados Unidos y, por eso, decidió mantener en el 1,9 por ciento el avance del PIB este año en los quince países que comparten el euro.
En cuanto a España, es previsible que Bruselas confirme, como ya ha hecho el FMI e incluso el Gobierno español, que será una de las economías europeas más afectadas por la desaceleración.
La Comisión ya recortó en febrero su previsión de crecimiento para este año, hasta el 2,7 por ciento, un cálculo que sólo dos meses después parece demasiado optimista, después de que el FMI vaticine un avance de sólo el 1,8 por ciento y Madrid se conforme con el 2,3 por ciento.
El ejecutivo de la UE está convencido, en cualquier caso, de la resistencia de la economía europea y de que el saneamiento de las finanzas públicas logrado los últimos años ayudará a sortear la crisis.
Reconoce, no obstante, su preocupación por la aceleración de la inflación que, espoleada por la subida del petróleo y los alimentos, ha emprendido una carrera imparable y se sitúa ya cerca del 4 por ciento.
En marzo, el IPC Armonizado se situó en el 3,6 por ciento en la zona euro y en el 3,8 por ciento, muy lejos del objetivo del 2 por ciento que fija el Banco Central Europeo.
El repunte de los precios está impidiendo a la autoridad monetaria rebajar los tipos de interés para combatir la desaceleración y, así, éstos se mantienen inalterados, en el 4 por ciento, desde junio del año pasado. EFECOM
epn/pam
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