España e Italia son conscientes de lo que mucho que se juegan. Hoy, en la reunión del Banco Central Europeo (BCE), y en el futuro más próximo. Por eso, en las últimas horas, el Gobierno español ha redoblado sus esfuerzos para intentar perfilar nuevos apoyos o ayudas que contribuyan a abaratar los costes de financiación y garantizar que el Tesoro Público todavía tiene abierto el acceso al mercado.
Fuentes próximas a las conversaciones aseguran que uno de los puntos cruciales de las últimas negociaciones pasa por el hecho de que la Unión Europea (UE) acceda a avalar toda la deuda pública que supere el 60% del Producto Interior Bruto (PIB). Es decir, toda la deuda que exceda el límite que se estableció en su día en los criterios de Maastricht para entrar en el euro.
Esta medida supone recuperar una vieja idea del Consejo Asesor de Economistas del Gobierno Alemán, los llamados "Cinco Sabios", que en noviembre del año pasado ya presentaron a Angela Merkel una propuesta en este sentido. La propia canciller, ante el empeoramiento de la crisis esta primavera, habría accedido a revisar esta idea, que incluye condicionalidad, aunque gran parte de ella ya se ha introducido en las sucesivas cumbres, como las obligaciones del Pacto Fiscal.
Con esta medida, Madrid y Roma se dotarían de un escudo para las próximas emisiones de deuda, que contarían con respaldo europeo y podrían ser acogidas con menos recelos por parte del mercado. Sobre todo, porque la proporción entre la deuda y el PIB va a seguir creciendo. Según las previsiones manejadas por el propio Gobierno español, este año esa proporción alcanzará el 79,8 por ciento.
Esas mismas fuentes reconocen que Alemania sí se muestra más receptiva a determinadas propuestas, entre las que podría figurar la aceptación de ese aval. Al mismo tiempo, reconoce que hay dos factores que han influido en la mayor disposición germana. Por un lado, el descenso de las exportaciones alemanas al Sur de Europa. Y por otro, el mensaje transmitido por los líderes sindicales españoles a la canciller alemana en la reunión que mantuvieron la semana pasada.
Salvación del euro
Lo cierto es que ya no hay tiempo para más ambigüedades. Hoy se espera que el BCE escoja definitivamente el camino de la salvación del euro, a pesar de las presiones que a lo largo de la semana se han ejercido desde Alemania, que no quiere dar su brazo a torcer.
El pasado jueves las palabras veladas de Mario Draghi tranquilizaban los mercados, cuando prometió hacer "todo lo posible" para salvar el euro. Pero la euforia se fue disipando con los mensajes cada vez más rotundos de Alemania, que desde diferentes frentes presionó siempre con el mismo lema: no al crédito ilimitado y a la licencia bancaria para el Mede.
El último en pronunciarse fue el presidente del Bundesbank, Jenns Weidmann, que en unas declaraciones en la página oficial de la institución volvía a hablar ayer de la importancia de la independencia del BCE y de respetar los objetivos por los cuales fue creado. El alto mandatario aseguró que Alemania tiene más influencia sobre la institución europea que otros.
"Somos el banco central más grande y más importante del Eurosistema y tenemos una voz más fuerte que muchos otros bancos centrales. Tenemos un papel diferente", aseguró. Y añadió que que lo que es "políticamente deseable" no siempre coincide con lo que es "económicamente prudente", mostrando su rechazo a cualquier medida que suponga lo que ellos llaman "financiación directa de los Estados".
El fantasma de la inflación
Por parte del Ejecutivo alemán, Philipp Rösler, ministro de Economía, aseguró que "no van a permitir" que se dé licencia de banco al nuevo Fondo de Rescate y sacó el fantasma de la inflación: "No queremos en el camino de la Unión la inflación, nosotros ya hemos mostrado el camino de la estabilidad". Igualmente Rainer Brüderle, jefe del partido liberal, reiteró que "Alemania no puede cargar con las pocas ganas de hacer reformas de los otros países".
El Ministerio de Finanzas se pronunció, a través de un portavoz, el mismo martes, respondiendo a los rumores difundidos por el Suddeutsche Zeitung. El periódico aseguraba que varios dirigentes del BCE, así como países como Italia o Francia planeaban, que el Mede pudiera conceder crédito ilimitado a los países, con la garantía del BCE y dar licencia de banco al fondo de rescate. El equipo de Schäuble dijo simplemente que no hacía falta tal medida.
Fuera del Ejecutivo germano, Michael Meister, el número dos de la CDU en el Bundestag, consideró que "una licencia bancaria para el BCE significaría que el Banco Central pasa a hacerse cargo de la financiación de los Estados. Y esto no lo queremos y no lo vamos a permitir". "Una licencia bancaria relajaría definitivamente la presión para hacer reformas a los Estados afectados", añadió.