De entre los muchos autores materiales de los papeles sobre reformas económicas necesarias, Mariano Rajoy ha acabado por decidirse por Luis de Guindos para pilotar la economía y dotarla de competitividad, es decir, el ministro del cambio. De Guindos abandona los consejos de Endesa y Banco Mare Nostrum.
A este Gobierno de mayoría absoluta sólo le será reconocido políticamente como éxito si culmina un proceso de reformas que debe ser profundo y sostenido. Un proceso de amplia liberalización que responda a las instrucciones de Mariano Rajoy de "no suplantar a la nación".
La trayectoria de Luis de Guindos es la propia de los "enarcas españoles", los miembros del Cuerpo de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado. Su experiencia en la Administración culminó en la secretaría de Estado de Economía que desempeñó entre 2000 y 2004.
Tendrá que reformar el sistema financiero
La designación de De Guindos como ministro de Economía y de Competitividad deja en sus manos los mayores compromisos contraídos por el presidente en su discurso programático, aunque el hecho de que sólo exista una vicepresidencia requerirá del concurso de sus compañeros de Gabinete.
Para la reforma laboral, Fátima Báñez; para la reforma del sector público y la administración, Cristóbal Montoro; para la reforma del sistema energético, de José Manuel Soria... y por sí mismo y por su cuenta, el más espinoso de los problemas que tiene el Gobierno sobre la mesa, haciendo excepción del desempleo, que es la reforma del sistema financiero.
Una patata caliente si se tiene en cuenta que entre las tareas que hay que afrontar es el saneamiento de los balances de las entidades financieras, con la consiguiente venta de los activos inmobiliarios que estén en condiciones de salir al mercado y la valoración de los activos inmobiliarios menos líquidos, lo que se traducirá en la asunción de las pérdidas latentes u ocultas en los balances y las subsiguientes ampliaciones de capital y, en su caso, fusiones.
Otra de las tareas que se le plantea al nuevo responsable de Economía es el cambio normativo de las entidades propietarias de las acciones de los bancos surgidos de la reestructuración, lo que implicará tensiones con algunas comunidades autónomas y lo que políticamente puede ser más complicado, que son los cambios del sistema de supervisión financiera, quizás combinados con otras reformas de los organismos reguladores sectoriales, teniendo enfrente, todavía durante unos meses, a un gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que ha sido muy criticado por los epígonos del PP, especialmente en los dos últimos años.
De Guindos tiene experiencia financiera internacional, adquirida durante su paso por AB Asesores y, posteriormente, por Lehman Brothers y por la división financiera de PriceWaterhouseCoopers.
La competitividad in extenso
Esta reforma financiera, además de compleja se presenta con rasgos de perentoriedad, ya que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha puesto como límite para llevarla a cabo los primeros seis meses de este año, porque la economía necesita que el crédito vuelva a fluir para poder crecer.
Para cuando esto se produzca, las reformas estructurales deben de estar ya encauzadas. Por ello, Luis de Guindos deberá afrontar los cambios en los organismos reguladores, fusión incluida de los sectoriales de mercado (Energía, Telecomunicaciones y, seguramente, Comisión Nacional de la Competencia) y avanzada la legislatura, los de supervisión y regulación financiera.
Otro de los asuntos espinosos que atañen a la competitividad de la economía es el de la fragmentación de los mercados nacionales, propiciado por las regulaciones de las distintas autonomías para una misma materia. Asimismo, deberá afrontar la reforma de los mecanismos de internacionalización de las empresas.
Transversalidad
Los expertos en sistemas y organización califican de transversal aquella función que trasciende las fronteras verticales de los ministerios. Esa transversalidad es la característica de la función asignada a Luis de Guindos. Sus papeles a Mariano Rajoy en los últimos meses han planteado meticulosamente las reformas necesarias. Ahora toca llevarlas a un buen fin.