El sector de lujo también se ha visto alcanzado por los vientos de la desaceleración económica en Estados Unidos, como atestiguan los resultados decepcionantes de la joyería Tiffany, así como de muchas otras empresas que atienden a los más ricos.
WASHINGTON (Thomson Financial) - Por Claire Gallen
Tiffany registró una reducción de sus ventas del 2% en Estados Unidos con relación al año anterior durante la temporada de fiestas de fin de año, que tradicionalmente constituye el pico de actividad para los comerciantes.
Además, el aumento del 10% del volumen de negocios observado en la célebre boutique de Nueva York se explica en buena medida por los gastos de los turistas extranjeros, que aprovechan la debilidad del dólar para hacer sus compras en Estados Unidos.
El presidente de Tiffany, Michael Kowalski, admitió una 'desaceleración reciente de los gastos', que sin duda refleja una actitud más prudente de parte de los consumidores sobre la dirección que tomará la economía a corto plazo.
Estos resultados constituyen una advertencia para el conjunto del sector de lujo, que hasta ahora se había mostrado impermeable a las dificultades del resto del comercio.
Que la subida de los precios del petróleo afecta los supermercados como Wal-Mart o Target parece lógico, pero que el sector de lujo también sufra, será una señal más de que la economía se encamina hacia una recesión.
Según la asociación de centros comerciales, las tiendas especializadas en artículos de lujo han sufrido un retroceso del 1,1% en sus ventas de diciembre con relación a un año atrás, a pesar de que se trata de un sector que generalmente se comporta mejor que los demás.
En efecto, Tiffany no es el único que ha sentido la crisis.
La red de grandes tiendas Saks registró una subida de sólo un 0,8% en sus ventas, debido a 'condiciones económicas más difíciles'.
'Siguiendo la tendencia observada en el tercer trimestre, los consumidores siguen dando preferencia en sus compras a las ofertas rebajadas', subrayó el grupo en un comunicado.
Su rival Nordstrom acusó un retroceso de sus ventas de 4%.
American Express, por su parte, hizo notar el jueves 'señales de un debilitamiento de la economía', que se expresaron en diciembre por gastos menos importantes con tarjetas de crédito y por aumento de los pagos con atraso.
Las dificultades del American Express son elocuentes, puesto que la empresa cuenta en su clientela con los hogares de mayor poder adquisitivo.
El presidente del grupo, Kenneth Chenault, explicó en parte esto subrayando que los consumidores se han mostrado prudentes sobre todo en estados como California y Florida 'y en otras regiones particularmente afectadas por la caída del sector inmobiliario'.
En efecto, la baja de los precios de la vivienda pesa sobre los gastos, pues los consumidores no pueden obtener préstamos respaldados por el aumento del valor de los inmuebles, como hacían antes.
Por otra parte, la crisis de las hipotecas 'subprime' ha hecho víctimas también en la cúspide de la escala social, puesto que esta forma de crédito estaba tan desarrollada que ciertas familias de buena situación también prefirieron apostar por préstamos de alto riesgo durante el auge inmobiliario.
El martes, cuando se publiquen las ventas al por menor, los gastos de consumo pueden registrar un alza inferior al 2% en 2007.
'Ese sería el peor dato desde 1991', asegura John Lonski de Moody's Investors Service.
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afp/rt
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