
Bruselas, 22 ago (EFE).- El gran debate que ha generado el acuerdo alcanzado entre Helsinki y Atenas para que el país heleno dé garantías a Finlandia a cambio de su participación en el segundo rescate evidencia de nuevo las "fisuras" existentes en la eurozona y, si se extiende, podría complicar el desembolso del siguiente tramo.
Las críticas al acuerdo, anunciado el martes pasado y en virtud del cual Grecia hará un depósito en efectivo acorde a la parte proporcional de las garantías de préstamo que aportará Finlandia en el rescate y que generará intereses con inversiones seguras, se han ido acumulando en los últimos días y el pacto ha levantado ampollas en el seno de la zona del euro y la Comisión Europea.
Más aún ha enervado el acuerdo a los demás 15 países de la eurozona al ser la aportación al rescate por parte de Finlandia, uno de los seis países de la zona euro con una calificación de la deuda AAA, relativamente pequeña, del 2 % (unos 1.400 millones de euros).
La agencia de calificación de riesgos Moody's ha intentado hoy con una dura advertencia frenar en seco el debate y la "cacofonía" tan habitual en los últimos meses en el seno de la Unión Europea.
Asegura que este tipo de acuerdos "podría retrasar el desembolso del próximo tramo de ayuda a Grecia y precipitar así un impago".
"Las profundas fisuras entre los aparentemente unidos países de la eurozona evidenciadas por estas exigencias (...) generan preocupaciones adicionales" sobre los actuales mecanismos de rescate, afirma Moody's en un informe, aunque confía en que los países rechacen el acuerdo entre Finlandia y Grecia.
El primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, ha afirmado hoy que Finlandia no participará en el segundo rescate financiero de Grecia si sus socios europeos vetan ese pacto con Grecia.
Alemania ha recordado hoy a los demás países, pero sobre todo a Helsinki, que el acuerdo no ha sido aprobado ni consultado con otros miembros de la zona del euro y que una negociación de esa naturaleza no puede cerrarse en detrimento de los demás países.
También Holanda, otro país con la máxima calificación crediticia, ha manifestado hoy su malestar, al calificar el acuerdo de "inválido" e "inaplicable" y al señalar que debe contar con el "visto bueno de todos los países".
No en vano, ha asegurado en una nota informativa al Parlamento que si se encontrara un modelo que permitiera la exigencia de las garantías su país se sumaría al mismo.
También otro país "triple A", Austria, ha criticado el acuerdo pero al mismo tiempo sugerido como compromiso que los bancos que tengan una exposición limitada a la deuda griega reciban más garantías por participar en el segundo rescate.
Eslovenia ha indicado asimismo que podría buscar un pacto similar, al igual que Eslovaquia, que no participó en el primer paquete de ayuda al país heleno.
Tal es el desconcierto sobre la nueva disputa entre los Estados miembros que Atenas ha tenido que solicitar a la Unión Europea, al Banco Central Europeo (BCE) y al Eurogrupo una solución "política" y un "mensaje claro" a las peticiones de garantías de varios países.
El intercambio de duras declaraciones públicas se ha producido pese a que fueron todos los gobiernos los que accedieron a incluir en el artículo 9 del acuerdo aprobado el pasado 21 de julio por los jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona esta posibilidad.
"Según proceda, se establecerá un acuerdo de garantía para cubrir el riesgo derivado para Estados miembros de la zona euro por sus garantías al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)", reza el punto.
Fuentes comunitarias han asegurado que el acuerdo de la cumbre extraordinaria nunca se habría aprobado sin esta cláusula, desde el principio exigida por Finlandia.
Eso sí, la Comisión Europea recordó el viernes que los demás países de la eurozona deben aprobar el acuerdo griego-finlandés.
El Ejecutivo comunitario quiere que los países no impongan demasiadas condiciones, obstáculos o garantías para el rescate a través del FEEF, tal y como les pidió a los gobiernos el 3 de agosto en una carta el presidente de la CE, José Manuel Barroso.