Los Jefes de Estado más poderosos del mundo han puesto fin al G-20 de Seúl marcado por la guerra Estados Unidos-China. Los dos países están enfrentados por las constantes devaluaciones de sus monedas para ser más competitivos en el mercado internacional.
Anten esto, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero se ha despedido de la reunión satisfecho con los resultados. Vuelve a casa airoso porque ha consolidado un puesto en esta cumbre y porque España no ha provocado dudas sobre su solvencia.
Nadie le ha preguntado por la situación de la deuda española. "Sobre si he tenido que hacer algún esfuerzo, pues la verdad es que no me ha preguntado nadie, ésa es la realidad. Nadie me ha preguntado sobre nuestra situación, por tanto, no ha habido lugar para ello" ha asegurado Zapatero en su intervención en la cumbre.
Por su parte, el presidente del Gobierno sí que ha querido reiterar la "solidez, solvencia y confianza" de la deuda española aunque ha admitido que los problemas de Irlanda están afectando a los diferenciales que mantiene respecto al bono alemán. "El tiempo demostrará que esta afirmación es irrefutable", ha añadido.
Órdago de Zapatero sobre la solvencia de España