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Economía

El gran vacío demográfico que 'rompe' España se convierte en una "amenaza existencial" para toda Europa

  • El 75% de la superficie de España apenas concentran el 5,7% de la población 
  • La población se concentra de forma masiva en las grandes ciudades 
  • Europa empieza a sufrir un problema que solo afectaba a España y Europa del Este
Foto de Valencia de Alcántara, municipio de Cáceres. Foto de Dreamstime.

España sufre un curioso problema que está dejando de ser tan curioso y tan singular. Frente a la elevada densidad de población que caracteriza a las principales economías de Europa y la mayor parte de sus regiones, España presenta una densidad mucho más baja (95 hab/km2) que, por ejemplo, Alemania (240 hab/km2), Francia (123 hab/km2) o Italia (206 hab/km2). Además, dentro de la propia España existe una desigualdad de densidad anormalmente elevada que rompe al país entre la 'España urbanizada', con regiones muy pobladas (Madrid) y otras (la 'España vaciada') que parecen auténticos vacíos demográficos (Extremadura o Castilla y León). Este descenso de la población genera, a su vez, importantes desigualdades económicas y de prestación de servicios, lo que está poniendo en alerta a toda Europa. Lo sucedido en España parece ser el presagio de lo que puede estar por llegar al resto del continente europeo. Para ello, los políticos deben actuar para impedir que las zonas rurales sigan perdiendo población y generando complejísimas situaciones para los escasos habitantes que quedan en ellas.

Los problemas son importantes y varios de ellos relacionados con la economía. La demografía y la geografía influyen de forma notable en la economía y la 'España vaciada' es prueba de ello. La España vaciada se enfrenta a la falta de servicios básicos, la desigualdad de oportunidades y renta, y a una transición demográfica muy acelerada que agrava el problema a pasos agigantados. Las tendencias demográficas actuales ponen de relieve muchos de los fenómenos mencionados anteriormente. El vaciamiento del interior muestra un elevado número de municipios en España con una densidad de población inferior a 23 hab/km2, ubicados fundamentalmente en las dos mesetas, el Sistema Ibérico, Sierra Morena, el Prepirineo y el interior de Galicia

Por el contrario, la concentración de la población en áreas urbanas ha dejado amplias regiones del territorio español desprovistas de recursos y servicios esenciales, lo que ha acelerado la migración rural-urbana. Municipios que representan el 75% del total de la superficie del país apenas concentran el 5,7% de la población en España, lo que deja a estas grandes áreas con una influencia política y social significativamente inferior a la de las grandes ciudades.

Nicolás de la Fuente, de 92 años, pasea a su perro por las calles desiertas de Molezuelas de la Carballeda. Recuerda con nostalgia su época como próspera comunidad agrícola: "Teníamos de todo, cinco rebaños de 500 ovejas; dos de 600 cabras; 200 o 300 vacas; y también caballos y gallinas". Pero ese tiempo feliz quedó atrás. La actividad comercial ha desaparecido y este pueblo de muros de piedra y puertas sin llave, con sus 47 habitantes y una edad media 70 años, el municipio más envejecido de Zamora, se ha convertido en un desierto económico. "Ahora no queda nada, lamenta de la Fuente, se ha acabado", asegura este zamorano en declaraciones al Financial Times.

"La despoblación rural ya era un problema en partes del sur y este de Europa, pero ahora se ha convertido en una amenaza existencial que se extiende por todo el continente, sin que ningún país quede al margen", asegura el reportaje del Financial Times. Mientras que las zonas rurales bien conectadas a municipios y ciudades han resistido, especialmente tras la pandemia, que despertó el deseo de espacios verdes, las áreas remotas languidecen. En la década que va hasta 2024, la población de regiones rurales predominantes en la UE cayó en casi 8 millones, un descenso del 8,3%, mientras que la urbana aumentó en más de 10 millones, un 6%. Las regiones que representan aproximadamente el 40% del territorio de la UE y acogen a cerca del tercio de su población están perdiendo residentes de forma sostenida.

Regiones sin servicios ni 'economía'

La caída de habitantes vacía comercios y bares, merma el transporte público, dificulta el acceso a servicios sanitarios y deja aulas cada vez más vacías, alimentando una espiral de declive descrita por la OCDE como un ciclo vicioso. "Los ciudadanos deberían ser iguales, pero quienes viven en zonas rurales pagan el precio con peores servicios, mayores costes y menos oportunidades", alerta Raffaella Mariani, alcaldesa en Garfagnana (Toscana). Lamia Kamal Chaoui, directora del Centro de Regiones y Ciudades de la OCDE, añade que la despoblación amenaza no solo a quienes se quedan, sino también al patrimonio cultural, las lenguas locales, las tradiciones, la agricultura, el entorno y, en algunos casos, incluso la seguridad nacional. Además, crea "una geografía del descontento, que a su vez genera malestar político y social, poniendo en peligro nuestra democracia".

Entre las iniciativas para revertir esta tendencia se incluyen la venta de casas por un euro, ayudas para servicios básicos, reconversión de edificios municipales con usos múltiples, promoción del turismo rural y fomento de segundas residencias, aunque en ocasiones también generan rechazo local. La OCDE aboga por que las zonas rurales "se contraigan de forma inteligente": consolidando servicios, mejorando infraestructuras de conectividad, aplicando tecnología para sanidad y educación, y transmitiendo activamente la calidad de vida para cambiar la narrativa negativa. Sin embargo, el problema demográfico, envejecimiento, pocos nacimientos y escasas oportunidades laborales, es mucho más difícil de solucionar. Alexandre Satue Lobo, alcalde de Molezuelas, explica que mantiene los servicios como puede, pero considera "imposible" revertir el éxodo: "Hay que gestionarlo —explica—, pero no veo cómo este pueblo puede volver a ser lo que fue", asegura en declaraciones al Financial Times.

Las causas de la despoblación son comunes: la migración hacia ciudades industrializadas como Bilbao o Madrid, la creciente relevancia de las áreas urbanas en la economía del conocimiento desde los años 60 y el declive de las industrias tradicionales rurales. En Europa del Este, la industrialización centralizada soviética fomentó el éxodo rural, intensificado después por la emigración y las bajas tasas de natalidad, provocando descensos de doble dígito en la población rural en países como Bulgaria, Rumanía y Lituania. En Europa occidental, las políticas para revertir el declive incluyen planes demográficos con incentivos fiscales y de vivienda rural (España), estrategias para zonas despobladas ("Inner Areas" en Italia), fondos como el "Shared Prosperity Fund" en el Reino Unido, y oficinas de asentamiento en las Highlands escocesas.

El caso de Finlandia

En regiones remotas de Finlandia, como North Karelia, se ha visto una reducción drástica de habitantes: solo nueve nacimientos frente a 150 fallecimientos en una de sus áreas, según su alcalde, Markus Hirvonen. Se han implementado soluciones como aprendizaje a distancia, incentivos para atraer empresas, atención sanitaria móvil, bonos para familias y transporte escolar, pero el declive sigue siendo evidente. En las Highlands, se ha llegado a comprar una empresa de autobuses y mantener escuelas con pocos alumnos, aunque la financiación es insostenible sin un número suficiente de jóvenes: "Hay que equilibrar el acceso a los servicios con una experiencia educativa socialmente adecuada", señala el líder local Raymond Bremner.

En Molezuelas se apuesta por el turismo de segunda residencia: se han rehabilitado casas para veraneantes, muchas de Bilbao o Francia. El futuro, según el alcalde Bertín, pasa por ser un lugar con pocos residentes permanentes pero un flujo estacional significativo. En Zamora, la iniciativa "Mi Pueblo Acoge" atrae inmigrantes latinoamericanos con formación profesional para revitalizar zonas rurales, ayudando a reubicar a 124 familias desde 2022. "Muchos lo llaman 'la España vaciada'. Yo la llamo la España de las oportunidades", afirma Jesús Alemán, director de la fundación Talento?58, que facilita este asentamiento.

En las Hébridas Exteriores (Escocia), Christina Morrison, coordinadora de asentamiento en Uist, promueve una visión optimista del medio rural a pesar de los desafíos de vivienda, educación y transporte: "Aquí los niños caminan libres, sin ese estrés urbano", afirma. Y añade que, cuando brilla el sol, "no hay mejor lugar en el mundo". Estas experiencias demuestran que, aunque la despoblación rural es un reto complejo, existen modelos que ofrecen esperanza y apuntan hacia un cambio sostenible, sentencian desde el FT.

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