El último informe del Banco de España sobre el gasto en pensiones proyectaba que el de España se situaría entre el segundo y tercero más elevado de toda la Unión Europea en el horizonte temporal de 2050, pero no desvelaba la cifra exacta que podría alcanzar en relación con el PIB. Según cálculos realizados por elEconomista.es, a partir de las dos bases de datos utilizadas por el organismo para el documento, este gasto se situará en el 25,8% del PIB, teniendo en cuenta el envejecimiento de la población, o del 24,21% del PIB si se incluye el impacto de una caída en la tasa de cobertura, por el efecto de las últimas reformas. En la última aproximación, el coste relativo de las prestaciones por jubilación pisará los talones, dentro de tres décadas, al que tiene Grecia, paradigma de un sistema insostenible en Europa. En cualquier caso, España será el país que más incrementará el gasto en pensiones por culpa del envejecimiento de la población.

El invierno demográfico, el proceso de envejecimiento de una población, que asola Europa será más duro para España que para ningún otro país y, además, el más costoso desde la perspectiva de las pensiones. El sistema español será, de toda la Unión Europea, el que más aumente el gasto en prestaciones en relación al PIB hasta 2050.
En El gasto en pensiones en España en comparativa europea, de los economistas Miguel Ángel Martín y Roberto Ramos del departamento de Análisis Estructural y Estudios Microeconómicos del Banco de España, se utilizan dos proyecciones oficiales para realizar el análisis, las previsiones oficiales demográficas de Eurostat y el 2021 Ageing Report de la Comisión Europea, que contempla el impacto a largo plazo, hasta 2070, del envejecimiento de la población europea en materia económica. A partir de ambas previsiones oficiales, elEconomista.es ha cruzado los datos con los cinco factores que utiliza el Banco de España para descomponer el gasto en pensiones de España en 2019. El resultado del cálculo es que el coste del sistema público de pensiones en relación con el PIB pasa del 12,7% al 25,8%, teniendo en cuenta solo el impacto del factor demográfico del envejecimiento de las estimaciones de Eurostat. Con este dato, España pasaría a ser el tercer país de la UE con el gasto en pensiones más alto, tras Grecia e Italia, frente al puesto séptimo que ocupaba en 2019, tal como recoge el ranking también elaborado por elEconomista.es, aplicando la misma fórmula país por país de la Unión Europea.
En el informe del Banco de España también se señala que España sería el país de toda la UE con mayor gasto en pensiones en 2050, solo por detrás de Grecia, si a la proyección del factor demográfico en 2050 se le añade la evolución esperada de la tasa de cobertura contemplada en el 2021 Ageing Report. En este caso, el gasto por pensiones alcanzaría el 24,2% del PIB en 2050 en España, pisando los talones a Grecia, que se situaría en el 25,9%.
La gran pregunta es si el dato de gasto del 25,8% y del 24,2% de PIB es grave en cuánto se va a transformar la factura millonaria. La cuestión es pertinente pero muy difícil de responder de forma rigurosa. En 2019, según los datos de Eurostat, el coste anual fue de 158.553 millones, al extrapolar el 12,7%. El 2021 Ageing Report de la Comisión Europea basa sus proyecciones en el potencial crecimiento de los países miembros. Con esta referencia, se puede realizar una operación básica y el gasto en volumen superará el billón de euros. Pero el cálculo es engañoso y poco riguroso. Aunque haya una previsión de crecimiento, nadie puede establecer una proyección fiable de cómo se va a comportar la inflación. Por ello, las autoridades económicas siempre manejan cifras relativas en comparación del PIB. No obstante, si se aplica el potencial crecimiento de la economía española, con un incremento constante de los precios del 2%, hasta 2050, el gasto llega a los 944.987 millones.

En ambos escenarios, el sistema de pensiones español sería el que mayor incremento soportaría de toda la Unión Europea. El documento del organismo bancario no hace referencia si esta situación será sostenible dentro de tres décadas, pero señala que "supondrá una notable presión al alza en nuestro gasto en pensiones". Sin embargo, la cifra rondando el 25% del PIB y el escenario de situarse en los niveles que se mueve Grecia son dramáticos.
Siguiendo la estela griega
Las pensiones griegas siempre estuvieron en el punto de mira de la troika (BCE, Comisión Europea y FMI), desde 2012 cuando se abordó el primer rescate financiero del país. En 2013, el gasto de pensiones por PIB se situó en el 17,5% y las autoridades europeas manejaban unas proyecciones del 24% del PIB en el año 2050, para determinar que el esquema griego de pensiones era insostenible sin aplicar recortes.
Las pensiones de Grecia son el paradigma de un callejón sin salida, pese a las decenas de recortes que se llevan aplicando. De golpe en 2012 se suprimieron las dos pagas extraordinarias y en el 2013 se aprobaron recortes adicionales sobre el importe mensual de las pensiones. Se calcula que estos recortes han supuesto una reducción de entre un 15% para las pensiones más bajas y un 40% para las más altas. Según cálculos de sindicatos griegos del momento, la pensión media pasó de 833 euros, frente a los 1.350 euros de media en el año 2009. A pesar de los ajustes, el gasto no mejora en términos de PIB. El gasto en pensiones en 2006 representaba un 13,5% del PIB y en 2019, se mantuvo en el 16%.
Cada año se van sumando recortes en las prestaciones para contener el gasto, pero hay dos fuerzas que los neutralizan. Hasta 2019 y desde 2012, Grecia ha crecido muy por debajo de su potencial. El PIB no ha superado el 2% de incremento, con lo que el crecimiento económico del país no acompaña los ajustes presupuestarios. Y, por otro lado, Grecia en uno de los países europeos con una edad media más alta de la población.
¿Y cuál es problema de España?
Para los autores del informe del Banco de España, los economistas Miguel Ángel Martín y Roberto Ramos, el principal riesgo para la sostenibilidad es el envejecimiento de la población, pero también otros dos factores. La tasa de empleo, que es "relativamente reducida en comparación con el resto de socios comunitarios" y la cuantía de las prestaciones en relación con el salario medio comparativamente elevada, lo que "impulsan el gasto en pensiones en España respecto al de nuestros socios de la UE".
Para los expertos sería una de las claves para mejorar la sostenibilidad de las pensiones. "Si en los próximos años la tasa de empleo de la economía española lograra elevarse hasta el nivel que se observa en la economía alemana, lo que implicaría un incremento de 18 puntos porcentuales, ello permitiría compensar el 42,6% de la subida en el gasto en pensiones que se anticipa como consecuencia del ascenso previsto del factor demográfico", indican. La receta en plata sería crear empleo y más empleo, para compensar la población que se va jubilando y cobrando pensión. Este escenario es de difícil cumplimiento. Entre las grandes economías del euro, Alemania tiene la tasa de empleo más elevada. Esto supondría elevar la tasa de empleo actual desde 58,86% del tercer trimestre de 2022, hasta por lo menos, el 76,86%, que tiene Alemania.
El texto del Banco de España también ponía el acento en que las pensiones en España son el tercer valor más alto de la UE bajo en tasa de beneficio, que viene a señalar la diferencia entre la pensión media y el salario medio de un país. Esta circunstancia implica, por ejemplo, un gasto en pensiones un 34,1% más alto que en Alemania o un 31,6% más elevado que en Francia. Solo dos países, Grecia e Italia, registran una tasa de beneficio superior a la española: un 36,2% y un 16,4%, respectivamente.
No obstante, los expertos señalan que las pasadas reformas de las pensiones, que pasaban por retrasar la edad de jubilación, contribuirá a "una presión a la baja en la tasa de cobertura en los próximos años", que se debe traducir en un menor gasto relativo.
El remate de la reforma en el aire
No es la primera proyección que advierte de la drástica subida del gasto en pensiones que espera a España. En noviembre de 2022 BBVA Research publicó un informe en el que Rafael Doménech, su responsable de análisis económico, ya ponía el foco en que la comparativa europea situaba a España en el pódium europeo del gasto en pensiones. De hecho, el análisis del Banco de España sigue los pasos de esta investigación. La influencia del factor demográfico (ratio de población mayor de 64 años sobre la población de entre 16 y 64 años) sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones es inapelable y superará al de Francia en 2037 y al de Alemania en 2039, comentaba Doménech. En este sentido, ya apuntó que "las personas viven cada vez más por el aumento de la esperanza de vida tras alcanzar 65 años, en España la esperanza de vida a partir de los 65 años aumenta aproximadamente 16 meses cada 10 años, pero la edad media de jubilación lo hace a un ritmo de 6 meses por década".
Esta perspectiva, que también se desprende de las proyecciones de Eurostat, colocan a España como el país de la UE con el mayor crecimiento del factor demográfico entre 2019 y 2050, desde el 29,5% hasta el 59,5%. Para entonces, la esperanza de vida se estima en 84,9 años, 1,4 años superior a la media europea, pero las generaciones jóvenes no serán tan numerosas para sustituir a las predecesoras.
El foco vuelve sobre el gasto en pensiones en un momento crítico para la segunda pata de la reforma -la que busca garantizar la sostenibilidad del sistema- que está abordando el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. La cartera que dirige el ministro José Luis Escrivá no lo consiguió sacar adelante el año pasado, cuando terminaba el plazo 'laxo' acordado con Bruselas para poder recibir los fondos europeos, ante la falta de acuerdo con los agentes sociales. Las líneas rojas que permanecen son la ampliación de los años para calcular la pensión y la brecha entre pensiones máximas y bases de cotización, que el Ministerio propone recortar no antes de 2065.
La Comisión Europea ha expresado en alguna ocasión su preocupación por la reforma de las pensiones española, y recientemente ha sido el FMI. En concreto, muestran inquietud por la sustitución del Factor de Sostenibilidad por el Mecanismo de Equidad Intergeneracional que se llevó a cabo en la primera parte de la reforma, con un "significativo incremento del gasto público como porcentaje del PIB" y que implica un "agujero fiscal en el sistema de pensiones".