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Paradoja en la crisis de Rusia: coches baratos inaccesibles y caros 'superventas'

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, sale de su Mercedes-Benz. Foto: Archivo

La crisis económica que padece Rusia revela una curiosa paradoja: mientras las ventas de coches generalistas han caído en línea con el valor del rublo y el precio del petróleo, el segmento de los coches de lujo se revela contra esta tendencia y dispara sus ventas.

La caída de los salarios en el país han disuadido a muchos rusos de la compra de coches nuevos en cualquier rango de precio, pero para los que aún pueden permitirse coches de la gama superior es un buen momento para comprar.

La debilidad del rublo, que perdió casi un 20 por ciento frente al dólar el año pasado, supone que los coches de lujo fabricados en el extranjero sean considerablemente más baratos en Rusia que en otros lugares: un nuevo Porsche 911 Turbo S Cabriolet, por ejemplo, cuesta 11,8 millones de rublos (unos 140.000 euros al cambio actual) en Rusia, en Estados Unidos, el mismo modelo se vende por 200.400 dólares (casi 185.000 euros).

Algunos modelos de coches de lujo son ahora dos o tres veces más baratos en rublos que en dólares, señala María Malinskaya, jefa de sala de exposición en el grupo de concesionarios Rolf.

Además, los rusos más acomodados se han fijado en el mercado automovilístico para proteger sus ahorros frente a la crisis de la moneda local, materializando en coches de superlujo sus volátiles rublos.

No todo el automóvil ruso se resiente

Tras una década de crecimiento anual de ventas de más del 10 por ciento, el sector se ha visto golpeado por una notable recesión económica desde 2013, golpeado, como importante productor de petróleo, por el colapso de los precios del crudo a nivel mundial y también por las sanciones occidentales impuestas sobre las acciones de Moscú en Ucrania.

Las ventas de coches nuevos cayeron un 36 por ciento el año pasado y se prevé que disminuya en 2016 por cuarto año consecutivo, según la Asociación de Empresas Europeas (AEB). Pero pocas marcas de gama alta están sintiendo el mismo dolor: las ventas de Bentley aumentaron un 7 por ciento de año en año en el 2015; las de Rolls-Royce subieron un 5 por ciento.

Porsche y Lexus, por su parte, cuyas ventas aumentaron 12 y 6 por ciento, respectivamente, el año pasado, son las dos únicas marcas que han mantenido un crecimiento anual de ventas en Rusia desde que el mercado alcanzara un máximo de casi 3 millones de matriculaciones anuales en 2012. "Ha habido movimientos para poner dinero en efectivo en activos físicos de alto valor que han ayudado a muchas de las marcas de lujo y ultralujo", explica Tim Urquhart, analista de IHS Automotive.

Sus saludables cifras de ventas, además, también ponen de relieve la disparidad de la riqueza en Rusia, puesta de relieve por la crisis económica, que vio los salarios reales -ajustados por inflación- caer un 9,5 por ciento en 2015, según cifras del gobierno.

Un coche barato, más de un año de sueldo

Los coches nuevos están fuera del alcance de muchos rusos. Por ejemplo, el precio de la berlina compacta low cost Lada Granta, el coche más vendido del año pasado en Rusia, parte desde 368.900 rublos (unos 4.550 euros). El salario promedio mensual en Rusia, mientras tanto, se sitúa en 42.684 rublos a diciembre, por lo que la compra de incluso un nuevo automóvil de bajo coste representa más de un año de salario.

Por su parte, en lo más alto del mercado, el precio base para un Rolls-Royce Ghost SWB se sitúa actualmente en 19 millones de rublos (algo más de 220.000 euros). "Incluso en una crisis que hay personas que tienen dinero", diagnostica el analista de VTB Capital Vladimir Bespalov. "Posiblemente, es precisamente en una crisis cuando estas piensan que es un buen momento para comprar coches caros".

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