
La región Nord-Pas-de-Calais, con capital en Lille, se ha convertido en uno de los lugares preferidos de los inversores nacionales y extranjeros. ¿La clave? Su ubicación y su movimiento incesante.
Ya en la época del mercantilismo del cardenal Richelieu, la región norte de Francia despuntaba por su prolífica actividad económica. Lo que hoy se conoce como Nord-Pas-de-Calais, una de las 26 regiones en que se divide el país vecino y que tiene en la ciudad de Lille su capital, era hace casi cuatro siglos un hervidero de la vida comercial. Por aquel entonces la agricultura empezó a decaer, dando paso a los orígenes de la mecanización en las fábricas. La industria textil era la más importante, y así ha sido hasta bien entrada la era moderna. Pero, claro está, esta región norte de Francia ha sabido adaptarse a las circunstancias actuales, hasta llegar a convertirse en un claro referente, no sólo dentro de su propio país, sino en Europa.
Sirvan algunos datos concretos para situar a Lille y sus alrededores en contexto: en este momento es la cuarta región más productiva del país galo; es una de los lugares con más habitantes por metro cuadrado; el 34% de la población tiene 25 años o menos, lo que da una idea de su proyección de futuro; 160.000 estudiantes (el 7% del total) acuden a las universidades de la zona; el 10% de los ingenieros franceses decide formarse aquí, ya que las salidas profesionales que ofrece la región son difícilmente mejorables. Y ahora, el que quizá sea el dato más importante de todos: dada su ubicación y la amplia red de transportes, es posible llegar en apenas una hora a grandes centros neurálgicos como Londres, París o Amsterdam.
Teniendo esto en cuenta, parece normal que cada vez más países quieran instalar aquí sus empresas. Si analizamos al detalle, los alemanes, belgas, austriacos, británicos y japoneses ocupan el Top 6 de inversores. ¿Qué tipo de firmas podemos encontrar a escasa distancia en el mapa? Muchas de las más importantes que tienen que ver con la industria del ferrocarril, del automóvil o de la logística. Estos son los tres campos de excelencia de la región Nord-Pas-de-Calais, por orden de importancia, y entre las compañías más relevantes aquí establecidas figuran nombres como Alstom, Bombardier, Siemens, Eurotunnel, Bridgestone o Valeo.
Enclave para el automóvil
En el sector del automóvil, basta dar una vuelta por los alrededores de Lille para toparse con fábricas como la de Renault en Douai (una de las más grandes de la firma del rombo) o la de MCA, en la que se ensamblan los industriales Kangoo, Kangoo Z.E. eléctrico, Nissan Kubistar y Mercedes Citan, todos ellos hermanos de sangre, nacidos fruto de una alianza comercial. También el grupo PSA cuenta con sus instalaciones de Sevelnord, donde nacen algunos comerciales ligeros como los Peugeot Expert, Citroën Jumpy, Fiat Scudo y Toyoya Proace. Por su parte, en la planta de Toyota Boshoku se crean componentes para el utilitario Yaris, destinadas a sus versiones europeas y americanas, por lo que juega un papel importante para la firma nipona.
Por si alguien se pregunta a estas alturas si España ha sido capaz de hacer algún aporte a la colonización del norte de Francia, la respuesta es afirmativa. Buen ejemplo de ello es el asentamiento del grupo Antolin en la ciudad de Cambrai. Esta empresa se ha convertido en el mayor fabricante de componentes de revestimiento del interior del automóvil y, como muchas otras, ha elegido la región norte francesa por su excelente ubicación, aunque está presente también en otros 24 países con un total de 120 plantas productivas. Antolin se centra en cuatro áreas de trabajo principales, como son los techos, las puertas, los asientos y la iluminación. En todas ellas domina el ciclo completo, desde la concepción, validación, proceso industrial, montaje y entrega secuenciada del producto. Para hacerse una idea de la importancia de esta empresa española, sirva el dato de que uno de cuatro coches en el mundo (sí, en el mundo), tiene un techo con revestimiento interior suyo. Esto quiere decir que acaparan el 20% de la cuota de mercado en este apartado, una cifra nada despreciable.
Visto el interés de semejantes inversores, queda claro que Lille y la región Nord-Pas-de-Calais juegan un papel fundamental en el desarrollo del país y se convierten, por derecho propio, en uno de los motores más potentes que impulsan la economía y el campo de la investigación. Es por ello que la capital ha acogido, por segundo año consecutivo, el Foro Europeo de la Industria de la Automoción (FEAL), un evento dinamizador para la industria de la zona, en el que se dan cita algunos de sus actores más relevantes. ¿El objetivo? Dar a conocer fuera de las fronteras el tejido empresarial que aquí se concentra y debatir sobre algunos asuntos de interés. En esta edición los protagonistas han puesto sobre la mesa temas relativos a las nuevas movilidades, al funcionamiento y la organización de las fábricas del mañana o a los nuevos materiales que darán vida a los vehículos. De alguna manera, este foro sienta hoy las bases de lo que veremos en un futuro a corto y medio plazo.