El intercambio tradicional de apuntes es cosa del pasado. Los estudiantes comparten sus materiales de clase y los monetizan desde el año 2015, cuando la idea del equipo fundador, integrado por Enrique Ruiz, Francisco José Martínez, Javier Ruiz y Jaime Quintero, tomó forma de empresa emergente bajo el nombre de Wuolah.
La génesis del negocio comienza en las aulas, hasta contar con más de dos millones de estudiantes, de España, México e Italia, en el presente registrados en la página. Los efectos de la covid también se han reflejado en sus cifras, experimentando un crecimiento de un millón de estudiantes más que han utilizado la plataforma. Lo que los ha llevado a abrir una campaña de recaudación de fondos, en primer lugar, privada para los usuarios registrados, y ahora de acceso público.
Por el momento, llevan recaudado el 87% de los 250.000 euros fijados como objetivo, y han participado 358 inversores. Mediante el crowdfunding esperan, por un lado, retribuir a los usuarios pudiendo subir contenidos premium para ganar más dinero, así como expandirse a México y comenzar a ''realizar experimentos en cinco nuevos países dentro de Latinoamérica'' señalan en la web de crowdcube.
¿Cómo funciona Wuolah?
La plataforma digital funciona como un espacio centralizado donde los estudiantes, de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), Bachillerato y Universidad, suben sus apuntes y son clasificados por escuela, grado y curso. Una vez pasa el filtro, que detecta si ese archivo está correctamente en PDF, se inserta automáticamente en los materiales la publicidad.
El dinero que perciben de los anunciantes lo comparten con los estudiantes que suben esos apuntes a la plataforma, como forma de recompensar ese esfuerzo que hace el ''creador de contenido'' -como ellos mismos califican- a la hora de elaborarlos. Cuando el estudiante acumula 20 euros por las descargas recibidas, puede retirarlos e ingresarlos directamente en su cuenta, pasados treinta días desde que alcanzó el umbral mínimo para solicitar la retirada. Así es como, según los datos ofrecidos por Wuolah, un estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Sevilla ha conseguido generar en la plataforma 4.500 euros, siendo el que más dinero ha generado a través del mercadeo de sus apuntes.
Pero el precio por descarga varía en función de los anunciantes que estén en ese momento en campaña dentro de la plataforma. Por lo que, generalmente, asegura Ruiz, ''un estudiante suele recibir 0.01 céntimo de euro por descarga''. En este momento, hay cuatro millones de archivos subidos y 9.000 usuarios que comparten documentos de forma activa.
Desde Wuolah indican que los grados universitarios en los que más cantidad contenidos se suben son Farmacia, Derecho, Administración y Dirección de Empresas (ADE), Medicina y Enfermería. En el caso de las universidades a las que pertenecen los estudiantes que más archivos generan contenido en la plataforma son la Universidad de Sevilla (US), seguida de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad Pablo de Olavide Sevilla.
En Wuolah, hace apenas unas semanas, han habilitado la opción de subir vídeos directamente para que los estudiantes graben sus propias explicaciones resolviendo ejercicios o especifiquen cómo han llevado a cabo una investigación. Esta nueva herramienta incorporada a la red tiene como objetivo, según Ruiz, que ''Wuolah sea el punto de encuentro de la formación''.
Discrepancias entre alumnos y profesores
La mayoría de comentarios de estudiantes, que son publicados en la red social Twitter, resultan positivos, como el de la estudiante Marta Silvestre: ''Gracias Wuolah por salvarme el cuatrimestre y a toda aquella buena gente que sube apuntes, ejercicios y exámenes''. Incluso, alumnos que agradecen que otros estudiantes suban sus resúmenes: ''Las personas que hacéis siempre los apuntes para todos y lo subís al Wuolah sois unos héroes y heroínas sin capa'', escribe un estudiante de Comunicación Audiovisual de la Universidad Autónoma de Madrid. Pese a que esa es la tónica entre los usuarios, lo cierto es que también despierta quejas, pero entre el profesorado.
El profesor de la Facultad de Ciencias Físicas, Francisco Javier Franco, cita en un tuit: ''No sé si sentirme halagado o molesto porque mi material de clase está en Wuolah. No seáis pardillos: los tenéis en mejor calidad, gratuitos y más fácilmente accesibles en https://eprints.ucm.es''. Lucas Pérez, otro docente de la misma facultad responde al tuit anterior: ''Bueno... yo es que a mis estudiantes no les menciono esa web -eprints.ucm- ni ninguna otra. Si necesitan algo de la asignatura, me lo piden y se lo doy: gratuito, accesible y a la vuelta del correo electrónico... e incluso si se pasan por el despacho, ¡con comentarios aclaratorios!''.
Y es que la plataforma no está exenta de críticas por parte de los docentes. En algunos casos argumentan en contra de Wuolah porque consideran que ''fomenta la vagancia'', al provocar que muchos alumnos decidan dejar de acudir a sus clases al tener acceso gratuito a los apuntes. Ruiz asegura que, ''si un profesor dice que la falta de asistencia de los alumnos a sus clases depende de que estos tengan los apuntes previamente, es que entonces hay que revisar qué está haciendo ese profesor en clase''.
A vueltas con los derechos de autor
Otro de los debates que arrastra la plataforma es sobre si infringe la Ley de Propiedad Intelectual. Alberto Aduriz Sarabia, especialista en Propiedad Intelectual, afirma que, ''los profesores podrían tomar acciones legales contra los alumnos por no respetar los derechos de autor'', añade, ''aunque se suele denunciar a las plataformas porque los datos de los usuarios no se conocen, por cuestiones de protección de datos, así como el anonimato en la red''.
Enrique Ruiz, ''cuando nosotros lo eliminamos el contenido que infringe el copyright- retiramos el dinero que ha ganado con ese documento''
Ruiz insta a los profesores que consideren que hay usuarios vulnerando sus derechos de autor a utilizar la opción de ''Reportar documento'', para que se retiren esos apuntes o diapositivas. No obstante, aclara el fundador, ''muchos estudiantes lo hacen por desconocimiento o por facilidad al tenerlo todo en Wuolah, cogen la diapositiva y la suben cuando saben que eso no se debe subir''.
También comenta que, en muchas ocasiones el propio estudiante, antes de ser reportado, retira los archivos. ''Ese tipo de usuarios no espera ganar dinero porque para ello hay que tener muchas descargas y documentos subidos de calidad además de ser reconocido por la comunidad'', señala. Además, indica Ruiz, ''cuando nosotros lo eliminamos el contenido que infringe el copyright- retiramos el dinero que ha ganado con ese documento''.
Sin embargo, resulta complicado determinar qué ha dicho un profesor en clase y cuáles de esas palabras se han trasladado a los documentos que elaboran los alumnos. El especialista en Propiedad Intelectual insiste en que ''es muy complicado, por eso los profesores con que lo retiren les vale. Es muy difícil luego probarlo porque, además, para que sean protegidos esos apuntes por derechos de autor, esa creación del profesor debe ser original''. Aduriz apuntala, ''y siendo serios, un profesor, salvo alguna eminencia, cuando da una clase tampoco es que sea muy original, quizá él esté plagiando también''.
El abogado comenta que ''lo que puede hacer un alumno, es lo que se ha hecho toda la vida. Fotocopiar los apuntes y pasárselos a un amigo, ya que ahí entra, al límite del derecho exclusivo de los autores, la copia privada recogida en el artículo 31.2 de la Ley de Propiedad Intelectual''. Dado que, ''si esos apuntes los subes a una web, vulneras los derechos patrimoniales del autor, básicamente, el de comunicación pública, distribución y reproducción'' además, ''podrían vulnerar los derechos morales, como el derecho a que se le reconozca la autoría'' en el caso de que los usuarios suban los documentos sin mencionar al profesor.
El cofundador especifica que ''(en Wuolah) cumplen con la legalidad, lo que se nos exige e incluso más allá'' porque ''intentamos dar facilidad a profesores y universidades para evitar que pase''. Para ello, están trabajando en mecanismos, como el reconocimiento de elementos en los archivos, que eviten la subida de ese tipo de documentos que incumplen las normas de la propiedad intelectual.
En definitiva, ''lo que nosotros queremos que suban los estudiantes- es material de clase, que elaboren por sí mismos''. Un material que el propio usuario confeccione a través de lo escuchado y anotado en clase y que, posteriormente, complete mediante el uso de manuales y otros documentos. Porque aspira Ruiz que ''el sueño de Wuolah es que los alumnos lleguen a clase con los apuntes del año anterior y que la clase se dedique a resolver dudas, ejercicios, debatir'' experimentando otra forma de aprender e interactuar con el docente.