
Barcelona, 29 may (EFE).- El Instituto Catalán de Finanzas (ICF) facilitó financiación el año pasado por valor de 599,2 millones, un 7 % menos que en 2017, pero llegó a un total de 1.512 empresas, principalmente pymes, un 27 % más.
En una rueda de prensa, el consejero delegado de esta entidad financiera propiedad de la Generalitat, Josep-Ramon Sanromà, ha hecho balance de la actividad de 2018 y ha augurado que este año el ICF mantendrá un nivel "similar" de financiación.
Sanromà ha justificado la reducción del volumen de financiación del ICF en 2018 por el papel activo que está teniendo la banca en la financiación de las empresas al disponer de "liquidez" del BCE "a tipos negativos".
"En la crisis el ICF era más expansivo y ahora somos más alternativos y complementarios (a la banca tradicional)", ha dicho Sanromà, que ha añadido que las pymes cada vez recurren menos a financiación externa, de forma que demoran proyectos de inversión hasta que tienen los recursos necesarios para sufragarlos.
A la pregunta de si el proceso soberanista ha afectado a la menor actividad de financiación del ICF, Sanromà ha comentado que no, puesto que el volumen de financiación a las empresas ha descendido en toda España, y ha añadido que el contexto de guerra comercial también está ralentizando proyectos.
El ICF es la entidad financiera pública de la Generalitat, aunque no depende de su presupuesto, ya que se financia con fondos propios del Govern, recurriendo al mercado del capitales y a préstamos de bancos europeos o con fondos estructurales de la UE.
De los 599,2 millones aportados por el ICF en 2018, un total de 455,5 millones de euros correspondieron a préstamos y avales que beneficiaron a un total de 480 empresas, con un importe medio de 950.000 euros por operación.
Los 143,7 millones restantes corresponden a avales prestados por Avalis a un total de 1.032 empresas, con 140.000 euros de media por operación.
El ICF arrancó en el último trimestre de 2018 una línea de financiación dirigida a economía verde, con cuatro proyectos financiados por 18,3 millones, y destinó 17,9 millones a nueve proyectos relacionados a potenciar la vivienda social de alquiler, unos proyectos que este organismo quiere potenciar este ejercicio.
Asimismo, la línea ICF Eurocrèdit, cofinanciada con fondos Feder, canalizó 51,3 millones de euros a 121 proyectos, mientras que la relacionada con la industria 4.0 reportó 86,3 millones a 31 proyectos.
Por otra parte, en 2018 el ICF logró un beneficio de 13,1 millones de euros, un 13,2 % menos que en 2017, cuando logró su mejor resultado histórico, con 15,1 millones de ganancias.
Sanromà ha explicado que el resultado ha empeorado porque el ICF decidió ampliar la cobertura de la morosidad - que se situó en el 7,8 %- en lugar de aflorar más reservas. Y es que los beneficios del ICF se destinan íntegramente a reservas.
De cara a 2019, Sanromà entiende que se logrará un nivel "similar" de financiación al logrado en 2018, aunque recurriendo a finalidades de financiación "diferentes".
En este sentido, ha comentado el ICF puede centrarse mucho más que la banca comercial en actividades complementarias, como financiar proyectos medioambientales o de economía circular, marcados por el "largo plazo", o en la financiación de la construcción y compra de vivienda destinada a alquiler social.
En junio de 2018, la Generalitat, a través del ICF, habilitó dos líneas de préstamos que suman 250 millones de euros con el fin de aumentar en 2.800 viviendas el parque público de pisos destinados al alquiler social en Cataluña.
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